viernes, 11 de marzo de 2016

UNA EXTRAÑA DICTADURA

                                    UNA DICTADURA SIN DICTADOR
                                                                      Julio Antonio Vaquero Iglesias
           


Viviane Forrester es una escritora francesa, novelista, ensayista, crítica literaria y colaboradora habitual de Le Monde, autora de una excelente obra sobre Van Gogh y especialista en Virginia Woolf. En  1996 alcanzó un éxito literario mundial - más 350.000 mil ejemplares vendidos en Francia, traducido a 24 idiomas, premio Médicis - con la publicación de un ensayo titulado con una significativa expresión de un verso de Rimbaud, El horror económico, en el que fustigaba, de manera comprensible para el gran público, al margen de la jerga económica, con buen estilo literario y un tono apasionado, ese error humano, por inhumano, en que se ha convertido  la política neoliberal con su secuela de desempleo y de pobreza a nivel mundial.
            Insiste ahora la escritora francesa con otro ensayo de las mismas características, Una extraña dictadura ( Anagrama, 2001), en el mismo tema, pero de modo  más incisivo y buscando en este nuevo ensayo desenmascarar el contenido de ese discurso neoliberal y promover una reacción de resistencia frente a las prácticas y políticas neoliberales.
            Como se ha demostrado ya hace tiempo, el origen de ese discurso neoliberal está en los laboratorios de ideas y propaganda de las fundaciones e institutos conservadores de EE. UU. (los think tank) patrocinados por las fuerzas económicas neoliberales – y donde se han formado, por cierto, algunos de los más importantes miembros del equipo de gobierno de Aznar-, y  ha adoptado, como todo pensamiento ideológico deformado, la forma de “pensamiento único”, según la expresión de Ignacio Ramonet, de dogma económico, para dar cobertura ideológica a la globalización realmente existente.
     Inversión, eternidad y puntos ciegos son las notas que el escalpelo preciso y a la vez vibrante de la prosa de Viviane Forrester nos descubre al abrir, despojándolas de su retórica ideológica, las entrañas  de las argumentaciones ultraliberales. No es, como pretende tal discurso, la Economía con sus leyes inmutables y naturales la que “dicta” la agenda política de los Estados y obliga, somete, contra su voluntad, a los hombres a su tiranía, a una dictadura sin alternativa. Dictadura, sin duda, extraña, como dice el título del ensayo, porque nace en el seno de regímenes democráticos y busca convencer a los que más daña de que la  obediencia ciega a su voluntad es lo más conveniente para sus intereses.
Esa es la “realidad” de Mario Vargas Llosa. Pero la de Viviane Forrester  es la inversa. Es la Política, el régimen político neoliberal quien impone la Economía globalizada y no al revés. El discurso promete que esa economía especulativa traerá finalmente el empleo para todos. Pero mientras tanto las fusiones, restructuraciones y reconversiones producen inmensas ganancias y revalorizaciones bursátiles- mientras las pérdidas o los gastos los pagamos todos los ciudadanos- y sólo vienen acompañadas de  paro y trabajo basura. La competitividad se presenta como  deus ex machina que lo arreglará todo, no se sabe bien cómo, y el beneficio es la bicha innombrable que no aparece por ninguna parte cuando en la realidad es el gozne sobre el cual gira todo el sistema. Se promete una cercana vuelta a la sociedad del pleno empleo y trabajo estable; se insiste en el valor del empleo- no del trabajo- como factor imprescindible de la dignidad del hombre. Pero se oculta, porque se sabe, que con esta forma de capitalismo especulativo y globalizado eso ya no es posible.
 Las estadísticas del descenso del desempleo son, para este discurso, una  constatación más, la verificación, de la “verdad” de su contenido. Pero, como argumenta la escritora francesa con otras cifras, son muchos los que han  dejado su condición de desempleados para pasar formar parte de la legión de los pobres que ha aumentado considerablemente. Sobre todo, en el propio centro de este sistema neoliberal, en EE. UU, y ello a pesar del sistema de trabajo forzado, el workfare, que allí se ha impuesto para que los pobrecitos desempleados no queden al margen de la dignidad casi sagrada que, como la gracia, imprime el empleo. Además de su condición de empleo basura que no parece muy acorde con esa dignidad que se espera  proporcione.
De El horror económico se dijo por algunos críticos que no aportaba soluciones. Viviane Forrester aclara ahora en esta continuación de aquél que, si se entiende como tal solución una propuesta de un modelo cerrado de sociedad, no la tiene. O, dicho de manera más precisa, que su propósito al escribirlo no ha sido ése. Sino desvelar la realidad que se oculta tras el discurso ultraliberal para poder establecer los verdaderos problemas y dejar a un lado los falseados o fabricados por aquél, cuya  interesada solución nos viene ya determinada por su planteamiento capcioso. Y comenzar  con ello a difundir una actitud de resistencia de la sociedad civil frente a las prácticas que encubre esa ideología como paso previo a la tarea a más amplio plazo de buscar de manera compartida y democrática  las soluciones y remedios para ellos.
En el tiempo que media entre El horror económico y Una extraña dictadura  se produjo la protesta de Seattle y en ella ve la autora el inicio de un futuro progresivo  rechazo activo  de la sociedad civil a la globalización neoliberal. Hoy hay que añadir a ella las de Niza, Praga y, sobre todo, el recién finalizado Foro Social Mundial de Porto Alegre en el que ya se ha entrado en la fase de buscar soluciones y alternativas, aunque siga siendo necesario todavía ampliar el rechazo de la sociedad civil hacia esa dictadura sin dictador aparente en que se ha convertido el capitalismo neoliberal. Y para ello este nuevo libro de Viviane Forrester sigue teniendo gran utilidad. A los ya convencidos no les aporta en realidad nada nuevo, pero pueden ver en él reflejado con valentía, pasión ética y elegante verbo lo que piensan de la barbarie ultraliberal. Y para los que todavía no lo están, pero la padecen, en sus páginas pueden encontrar más de una razón de peso para convencerse. Amén.  
   









 

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