sábado, 12 de marzo de 2016

CULTURA ASTURIANA

                                                     CULTURA ASTURIANA
                                                                 Julio Antonio Vaquero Iglesias

     
      

        Hace ya bastantes años, el conocido  antropólogo de origen asturiano y autor de algunos brillantes estudios sobre nuestra cultura tradicional, Ramón Valdés, en un trabajo no muy difundido en Asturias, se planteaba la duda de si realmente podía hablarse de una  cultura asturiana específica. El supuesto del que parte este libro que reseñamos es precisamente el contrario. Roberto González- Quevedo, también profesor y antropólogo, además de destacado miembro de la Academia de la Llingua Asturiana, ha escrito esta Antropología social y cultural de Asturias. Introducción a la cultura asturiana (Madu Ediciones 2002) desde el pleno convencimiento de que no sólo Asturias ha generado una cultura propia con una gran cohesión interna, sino que, además, ésta es una cultura de gran riqueza y diversidad. Su análisis constituye el objeto de este libro.
            El estudio de esa cultura asturiana lo realiza González-Quevedo desde la perspectiva del antropólogo no del folclorista, aunque no se adscriba a ninguna corriente teórica concreta dentro de la antropología y plantee su análisis desde un enfoque teórico ecléctico. En ese sentido, lo que nos aporta es una visión global de la cultura asturiana que supera las contribuciones localistas de los folcloristas. Porque no trata los elementos culturales como rasgos locales y aislados, sino como partes interrelacionadas del conjunto de la cultura asturiana desde una perspectiva actual, es decir, de la cultura tradicional y de las transformaciones que ésta ha sufrido con la evolución histórica de estos dos últimos siglos. No cae, pues, en la dualidad cultura tradicional versus cultura moderna, entendiendo la cultura tradicional en clave de folclore. A saber, como elementos aislados, no funcionales, supervivencias de épocas pasadas, que permiten mostrarnos cómo pensaban y vivían nuestros antepasados.
            El objeto de su análisis es, pues, el estudio de  la cultura popular en el sentido que  trata del modo de vida de amplios sectores de población rural y urbana asturiana. Pero si, como hemos dicho, no cae en la negativa dualidad cultura tradicional/cultura moderna, no entra  en cambio, en esa otra dualidad, a mi modo de ver positiva, que seria la de cultura popular o subcultura específica versus cultura dominante que le permitiría identificar las significativas relaciones de dominación y subordinación social que suelen mediar entre ambas culturas, y apreciar el frecuente  uso que adopta la cultura popular como recurso de oposición y lucha contra la cultura dominante. Subyace, más bien, en el enfoque de González- Quevedo el sesgo identitario, aunque el autor  rechace cualquier connotación “etnicista” de la cultura asturiana y, como dice al final del libro, renuncie  “a entrar en los debates de los “caracteres generales” regionales o nacionales, ni ( participe) en la obsesión de muchos antropólogos en España que desean contribuir a caracterizar culturalmente las comunidades autónomas” (p. 434). Y explícitamente reconozca que su estudio trata de contribuir, en el momento presente de transición y  cambio de Asturias, al conocimiento de los rasgos propios de la cultura asturiana en relación con el debate abierto sobre su futuro.    
            El libro hace un coherente y bastante completo análisis de los  contenidos de la cultura asturiana. Se tratan los tradicionales temas de la cultura tradicional como los rituales festivos y agrarios de la comunidad y los rituales del ciclo vital individual: nacimiento, matrimonio y muerte. Además de la actividad tradicional agraria a través del estudio de  la casa campesina;  y otras actividades económicas  como las ganaderas en función de los animales domésticos: el cerdo y la vaca; la actividad de la caza y la pesca; y la recolección de la  miel y  la manzana y la sidra. También en otros capítulos toca el asunto de  los cuentos y leyendas de la tradición oral; la mitología asturiana; los juegos, la danza y la música. El territorio, la lengua y la cultura, los santuarios y los vaqueiros de alzada son, finalmente, otros de los temas que desarrolla la obra de González- Quevedo.
            Todos esos asuntos los trata el autor desde el doble nivel etnográfico y antropológico, a la vez que intenta analizar los cambios y nuevos significados que, con  las transformaciones económicas y sociales, esos elementos de la cultura asturiana  han experimentado. Quizás, en el aspecto propiamente antropológico y en relación con la gran transformación que experimentó la agricultura asturiana por el desarrollo de la orientación capitalista de mercado, el mejor capítulo sea el dedicado a la casa campesina asturiana, aunque siga habiendo aspectos oscuros como, por ejemplo, el predomino o la desigual distribución por zonas culturales de la familia campesina amplia frente a la nuclear; o el papel de la estructura de la propiedad de la tierra en la transmisión indivisa de la casería y la institución del mayorazgo campesino. En ese sentido, el libro demuestra lo mucho que queda por hacer para caracterizar y explicar las diferencias entre las distintas zonas culturales de Asturias.
         Además de recoger e integrar en una visión antropológica los datos dispersos y locales de los folcloristas asturianos tradicionales, González- Quevedo ha realizado en su libro otra importante labor, a saber, la de incorporar todos los hallazgos de los recientes trabajos que sobre la cultura asturiana han venido realizando, desde la creación de la comunidad autónoma, las diversas instituciones culturales asturianistas, además de las informaciones proporcionadas por su propio trabajo de campo. Y con todos esos mimbres ha construido una de las primeras visiones globales que tenemos de la cultura asturiana. Por todo ello, a pesar de todos las dudas y reparos teóricos, puntos ciegos, matices y hasta críticas de fondo que surgen con su lectura, estamos, sin duda,. ante un libro necesario y aprovechable.       
           
                           


                                                               EL ANTROXU
                                                                                J.A.V.I.
            El ciclo ritual festivo asturiano de invierno se cerraba con la celebración de la fiesta de Antroxu. Comenzaba el jueves anterior a la semana del Carnaval con la celebración de la fiesta de las Comadres, de gran protagonismo femenino y que hasta hace unas décadas, según nos dice González-Quevedo, se celebraba, con grandes romerías y homenajes a las madrinas por sus ahijados, en muchas zonas de Asturias y no sólo en algunas de las localidades donde su celebración ha terminado institucionalizándose.
La semana de Carnaval se desarrollaba a lo largo de los tres días tradicionales, El Domingo gordu y el lunes y martes de Antroxu. Con su carácter transgresor e intencionalidad inversora de los roles sociales, la práctica del disfraz estaba muy difundida en Asturias. “ (...) Desde la más pequeña casa asturiana hasta las ciudades  había – escribe G. Quevedo- mazcaraos ( mascaritos) que se manifestaban públicamente con intenciones burlescas o satíricas, (...) se ridiculizaba la vida de los campesinos y no campesinos, como si tratase de un paréntesis catártico en el que se cuestionaban las normas y las escalas que regían la vida cotidiana”. Además de cantar coplas críticas e incluso representar pequeñas comedias, los disfrazados realizaban actos de rechazo al orden establecido como tirar piedras sobre prados de o tierras de labor, cambiar de sitio las “portiellas” que delimitaban las propiedad, o cambiar de lugar los instrumentos de trabajo.

                                          EL MITO DE COVADONGA
                                                                J.A.V.I.
            Es un principio bastante aceptado por los antropólogos que cuando un mito o relato popular  cambia algunos elementos de su contenido, es indicio de que también se ha producido una transformación en la función social que cumple. El mito de Covadonga fue forjado con el contenido de la ayuda militar de la Virgen a Pelayo que mitifica a los astures como un pueblo victorioso del que nace el reino que sería el fundamento de España. El cambio con la democracia a una estructura autonómica del Estado en el que Asturias constituye una autonomía propia, ha convertido el día de la Virgen de Covadonga en la fiesta conmemorativa de la nueva entidad política de Asturias. Esta función simbólica de la nueva realidad política, con su papel de cohesión social y autorreconocimiento de los asturianos, ha traído, según apunta González Quevedo, el cambio de acento  del contenido anterior del mito, fundamentado en el elemento de la protección militar de la Virgen, por la función  de la Virgen como protectora de Asturias y de los asturianos.
                                                  LENGUA ASTURIANA
                                                               J. A. V. I
            (...) En general, el asturiano se reserva- escribe González- Quevedo - para un uso cercano, de familiaridad y amistad, mientras que cuando se habla en un contexto más formal u oficial se prefiere usar el español, aunque muy contaminado de rasgos del asturiano. Este reparto en el uso de la lengua según los contextos significa que el asturiano está en una clara situación de diglosia, un fenómeno frecuente cuando hay contacto entre lenguas. (...) La situación de diglosia significa que la lengua dependiente o restringida tiene connotaciones negativas y, efectivamente, eso es lo que ocurre en Asturias, donde muchos asturhablantes ven peyorativamente su propia lengua (...). Lo cierto es que la mayoría de la población en Asturias es bilingüe. (...) Es un bilingüismo inorgánico o desorganizado, porque la mayoría de los bilingües asturianos no tiene diferenciados los sistemas de las dos lenguas y no son conscientes de la frontera entre el español y el asturiano, lo que trae como consecuencia que usan una mezcla de ambos sistemas lingüísticos (...)”.

       / (PUBLICADO EN  EL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO)                                   

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