UNA SOLVENTE VERSIÓN DE “LA MURALLA”
JULIO ANTONIO
VAQUERO IGLESIAS
JULIO ANTONIO
VAQUERO IGLESIAS
Como brillante colofón del IX
Festival de Teatro Amateur “Ciudad de Oviedo” 2015 (por el que hay que
felicitar a su organizador y patrocinador: la Federación de Grupos de Teatro
Amateur del Principado de Asturias y el Ayuntamiento de Oviedo,
respectivamente) se representó este pasado martes en el Teatro Filarmónica de
Oviedo por el grupo teatral Odisea Teatro. la obra de Joaquín Calvo Sotelo, “la
Muralla” que obtuvo cuando fue estrenada en 1954 un clamoroso éxito de público
y de crítica a nivel nacional e internacional.
Estamos ante una obra de tesis que narra el drama de conciencia de un
antiguo militar del ejército franquista que se apropia fraudulentamente del
patrimonio de uno de los vencidos en la Guerra civil y tras el miedo a la
muerte originado por una grave enfermedad, trata de devolver, por temor a la
justicia divina, su patrimonio a su verdadero propietario. A ello se opone con
uña y dientes su familia que edifica en torno a él una simbólica muralla para
impedirle llevar a cabo su decisión. La trama desarrolla una “atrevida” crítica
(en realidad meliflua y limitada) a la corrupción y la hipocresía religiosa muy
extendidas en el bando vencedor. Crítica que le causó al autor numerosos
problemas con la censura y algunos sectores del régimen franquista.
La puesta en escena que se nos ha
ofrecido en esta representación respeta en general la estructura del texto
escrito de la obra, pero la directora y su ayudante de dirección, Arantxa
Atutxa y Inma Montes, con acierto lo han
acortado suprimiendo algunos pasajes retóricos para darle más ritmo y hacerlo así
más asequible a los espectadores. Del
mismo modo que han sabido resolver con maestría una de las mayores dificultades de la puesta en escena de esta
obra. Esto es: como disponer y dar movimiento en el único escenario en el que se desarrolla
toda la trama, el salón de una casa burguesa de la época, con habilidad y
simbolismo a los ocho personajes que constituyen el cuadro de actores. Está
bien logrado también, a mi modo de ver, el contraste que el autor ha querido
establecer entre el tono relajado y humorístico que destilan algunos diálogos
de los actos que desarrollan el planteamiento y el nudo de la obra y que protagonizan
algunos personajes como es el caso del cura de Puebla de Trives, y el tono de
alta tensión y melodramático que se alcanza en el desenlace cuando Jorge
Hontanar, el protagonista, pretende tener una entrevista con Gervasio Quiroga,
su víctima, para confesarle su intención. Y para impedírselo su familia se dispone en torno a
él como una muralla y el protagonista fallece sin poder cumplir su propósito.
La interpretación del elenco de
actores fue notable, llegando en algunos casos a excelente, comenzando por los
dos protagonistas, Jorge Hontanar (Eusebio Tuya) y Matilde (Ana Cristina
Tolivar), su suegra y la verdadera organizadora y manipuladora del complot
familiar, y el resto de los actores: Beatriz Arrieta en el papel de esposa del
protagonista; Charly Katz, en el del secretario; Génesis Abigail, en el de su
hija; Jorge Melero, en el de su futuro consuegro; Tita Saavedra, en el de la
criada y Octavio, en el del cura rural. La iluminación y música fueron apropiadas
para realzar la puesta en escena y el vestuario ajustado a la época en que se
desarrolla la obra.
La recepción de la representación
por parte del público que llenaba el teatro fue positiva con aplausos en los
cambios de acto y calurosa al finalizar la obra.
En conclusión, una solvente
versión de “La Muralla” por la que, sin duda, hay que felicitar al grupo teatral Odisea
Teatro.
Como brillante colofón del IX
Festival de Teatro Amateur “Ciudad de Oviedo” 2015 (por el que hay que
felicitar a su organizador y patrocinador: la Federación de Grupos de Teatro
Amateur del Principado de Asturias y el Ayuntamiento de Oviedo,
respectivamente) se representó este pasado martes en el Teatro Filarmónica de
Oviedo por el grupo teatral Odisea Teatro. la obra de Joaquín Calvo Sotelo, “la
Muralla” que obtuvo cuando fue estrenada en 1954 un clamoroso éxito de público
y de crítica a nivel nacional e internacional.
Estamos ante una obra de tesis que narra el drama de conciencia de un
antiguo militar del ejército franquista que se apropia fraudulentamente del
patrimonio de uno de los vencidos en la Guerra civil y tras el miedo a la
muerte originado por una grave enfermedad, trata de devolver, por temor a la
justicia divina, su patrimonio a su verdadero propietario. A ello se opone con
uña y dientes su familia que edifica en torno a él una simbólica muralla para
impedirle llevar a cabo su decisión. La trama desarrolla una “atrevida” crítica
(en realidad meliflua y limitada) a la corrupción y la hipocresía religiosa muy
extendidas en el bando vencedor. Crítica que le causó al autor numerosos
problemas con la censura y algunos sectores del régimen franquista.
La puesta en escena que se nos ha
ofrecido en esta representación respeta en general la estructura del texto
escrito de la obra, pero la directora y su ayudante de dirección, Arantxa
Atutxa y Inma Montes, con acierto lo han
acortado suprimiendo algunos pasajes retóricos para darle más ritmo y hacerlo así
más asequible a los espectadores. Del
mismo modo que han sabido resolver con maestría una de las mayores dificultades de la puesta en escena de esta
obra. Esto es: como disponer y dar movimiento en el único escenario en el que se desarrolla
toda la trama, el salón de una casa burguesa de la época, con habilidad y
simbolismo a los ocho personajes que constituyen el cuadro de actores. Está
bien logrado también, a mi modo de ver, el contraste que el autor ha querido
establecer entre el tono relajado y humorístico que destilan algunos diálogos
de los actos que desarrollan el planteamiento y el nudo de la obra y que protagonizan
algunos personajes como es el caso del cura de Puebla de Trives, y el tono de
alta tensión y melodramático que se alcanza en el desenlace cuando Jorge
Hontanar, el protagonista, pretende tener una entrevista con Gervasio Quiroga,
su víctima, para confesarle su intención. Y para impedírselo su familia se dispone en torno a
él como una muralla y el protagonista fallece sin poder cumplir su propósito.
La interpretación del elenco de
actores fue notable, llegando en algunos casos a excelente, comenzando por los
dos protagonistas, Jorge Hontanar (Eusebio Tuya) y Matilde (Ana Cristina
Tolivar), su suegra y la verdadera organizadora y manipuladora del complot
familiar, y el resto de los actores: Beatriz Arrieta en el papel de esposa del
protagonista; Charly Katz, en el del secretario; Génesis Abigail, en el de su
hija; Jorge Melero, en el de su futuro consuegro; Tita Saavedra, en el de la
criada y Octavio, en el del cura rural. La iluminación y música fueron apropiadas
para realzar la puesta en escena y el vestuario ajustado a la época en que se
desarrolla la obra.
La recepción de la representación
por parte del público que llenaba el teatro fue positiva con aplausos en los
cambios de acto y calurosa al finalizar la obra.
En conclusión, una solvente
versión de “La Muralla” por la que, sin duda, hay que felicitar al grupo teatral Odisea
Teatro.
( PUBLICADO EN LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO)
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