ARGÜELLES, EL
ARQUITECTO DE LA CONSTITUCIÓN DE 1812
Julio Antonio Vaquero Iglesias
El año del
bicentenario de la Constitución de 1812
está a punto de finalizar en Asturias con un sonoro -casi estridente-
silencio acerca del crucial papel que en
su redacción y aprobación tuvo el insigne asturiano, natural de Ribadesella,
Agustín Argüelles. Ese silencio, que es una muestra más de la incuria de
nuestros políticos e instituciones
culturales y académicas, sólo ha sido roto por este libro del profesor Juan Ramón
Coronas Gonzáles: Agustín
Argüelles. Permanecerá en la memoria, publicado por ASOCIACIÓN CULTURAL
AMIGOS DE RIBADESELLA (ACAR) editado- es también de justicia precisarlo- en
colaboración con la CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE
. Coronas, buen conocedor de la biografía y la
obra política del ilustre liberal riosellano como demostró en una anterior
biografía de Argüelles centrada en la reconstrucción de su obra
política, analiza, matiza, concreta en la primera parte de su libro la
actividad pública de don Agustín a lo largo de su agitada vida política. Vida
política que abarca desde su primordial papel como partero de la Constitución de 1812, su destierro a la vuelta del rey felón en el sexenio
absolutista y su posterior vuelta a la actividad política con la
reposición del liberalismo en el Trienio como ministro de la Gobernación, su
exilio en Londres durante la década absolutista, hasta su regreso a España a la
muerte de Fernando VII y su participación política como diputado, Presidente de
las Cortes, tutor real en el régimen
liberal que sustituyó al absolutismo fernandino. Última etapa de su vida
política esta en la que también jugó un
destacado papel en la institucionalización del liberalismo doctrinario con su
activa participación en la redacción de la Constitución de 1837 que suponía el
paso de la monarquía parlamentaria de 1812, en la que la soberanía residía
exclusivamente en la nación, a una monarquía constitucional en la que la soberanía nacional era compartida por el Rey y las Cortes. Esta
evolución política de Argüelles es
representativa, sin duda, de la que siguieron la mayoría de los primeros liberales de las Cortes de Cádiz, pasando de las posiciones del
liberalismo de cuño democrático de la monarquía parlamentaria diseñada en 1812
a las del liberalismo doctrinario y oligárquico de la monarquía constitucional
que dominaría en España el resto del
siglo XIX y en parte del siguiente.
Deja
claro el autor los dos hitos biográficos
que llevaron a Argüelles a convertirse en la cabeza del grupo de
liberales españoles que, tras las huellas del racionalismo político francés y
no del británico- como pretendía Jovellanos-, dieron vida a unas Cortes
legislativas y extraordinarias que transformaron el sistema absolutista
imperante en un régimen liberal de tendencia democrática. Sistema
político en el que los súbditos se convirtieron en
ciudadanos y unas Cortes unicamerales representaban exclusivamente a la nación.
Esos dos momentos fueron, primero,
la feliz circunstancia que llevó a Argüelles a Londres en 1806 en una misión diplomática encargada por el
Gobierno de la Monarquía, de objetivos no bien conocidos. Estancia londinense que le permitió conocer y admirar de
la mano del precoz hispanista lord Holland, el funcionamiento del sistema
parlamentario británico cuyo conocimiento fue decisivo para su práctica
política en las Cortes gaditanas, aunque después se decantara por el modelo
constitucional revolucionario francés. (Por cierto que allí le encontró y recibió su apoyo
el grupo de comisionados asturianos que
la Junta de Asturias había enviado en 1808 a la capital inglesa para llevar a
cabo una alianza militar con Gran Bretaña
contra el invasor francés, tras haber declarado los representantes
asturianos la guerra a Napoleón) El segundo hito que explica en
parte su decisivo papel en las Cortes de Cádiz es, sin duda, su nombramiento
como Secretario de la Comisión de Legislación la Junta Suprema Central
establecida en Sevilla a causa de la guerra; nombramiento en el que tuvo que ver, sin duda,
la influencia de Jovellanos quien incluso, descontento con la forma unicameral de
las Cortes, y la dirección que tomaba la
obra legislativa preconstitucional gaditana,
siempre le manifestó su respeto y estima. Su intensa actividad legislativa en
Sevilla le permitió tener un profundo conocimiento de la legislación de los
reinos y la Monarquía españoles y del proceso constitucional francés,
conocimiento que después utilizaría con gran maestría y habilidad tanto en los
primeros decretos preconstitucionales aprobados por las Cortes como en la
Comisión constitucional, creada por éstas para alumbrar el proyecto de
Constitución. Comisión de la que
Argüelles fue miembro destacado y,
por sus conocimientos, elemento decisivo en la redacción del proyecto,
así como después en su discusión y
aprobación.
Que su papel en la composición del texto constitucional fue
decisiva, lo prueba que Argüelles, junto con
Espiga y Gadea, fue uno de los dos
diputados encargados de redactar el Discurso Preliminar con que la
Comisión presentó el texto constitucional a las Cortes Y el asturiano fue,
además, el encargado de presentarlo y leerlo. Coronas considera con cierto
fundamento que esos datos son una clara prueba de que don Agustín fue el verdadero autor material del mismo
Más original y novedosa es la segunda parte del libro cuyo contenido es
una reconstrucción minuciosa de los homenajes y honores post mortem que se le
dedicaron al tribuno asturiano y, través
de los cuales, se constata cómo fue la
recepción que la sociedad española tuvo de la obra política de Argüelles, o
dicho de de forma más actual, cuál ha sido el contenido y la evolución de la memoria histórica de su obra política Ese recorrido por “los lugares de la memoria” -
como los denomina la historiografía francesa- de Argüelles, son una prueba más
del escaso interés que en Asturias ha despertado su legado, con algunas
excepciones. El único homenaje en vida que recibió fue precisamente su nombramiento como “doctor honoris causa” por la
Universidad ovetense. Y en el pasado siglo y en el actual, y de lo que es una muestra palpable
este libro, los que le ha dedicado su villa de
nacimiento: Ribadesella.
/(PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE "lA NUEVA ESPAÑA" DE OVIEDO)
No hay comentarios:
Publicar un comentario