CRÓNICA DE UNA REVOLUCIÓN
ANUNCIADA
JULIO
ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Como es bien conocido, David Ruiz, catedrático de
. Octubre de 1934. Revolución en la República española (
Madrid, Síntesis, 2008) contiene
ciertas novedades respecto de la versión de los acontecimientos
revolucionarios de Octubre que hace veinte años hizo el mismo autor en Insurrección
defensiva y revolución obrera. El octubre español de 1934 (Barcelona, Labor edit.,
1988)
La primera diferencia es sin
duda su distinta concepción y factura.
Este libro se incluye en una colección de la citada editorial madrileña que
tiene como objetivo publicar una serie
de obras que pretenden informar al ciudadano de los grandes acontecimientos,
personajes y situaciones que marcaron la trayectoria de España a lo largo de
los siglos XIX y XX..Y, en congruencia con ese planteamiento, éste es un libro, pues,
con una finalidad divulgadora y como tal
se ha eliminado de sus páginas casi todo
el aparato critico. Y está escrito además con una expresa voluntad de claridad y sencillez en el aspecto formal
y su estructura ha sido concebida, en la medida que esto es posible,
a modo de un relato, en el que hay una evidente intención por parte de nuestro historiador de poner
racionalidad en el relato de los más llamativos episodios registrados durante aquél acontecimiento, así como de sacar a la luz
con gran agudeza crítica las
contradicciones en que cayeron los principales actores de los hechos, de sus dirigentes en especial. Pero,
eso sí, sin alejarse un ápice de su
intención de ofrecernos una versión de aquella insurrección cuya verdadera pretensión es profundizar en su
conocimiento y distanciarse de las versiones
idealizadas de los contendientes en aquella
movilización que acabó en tragedia.
En cuanto al contenido, esta nueva versión de Ruiz es bastante más que una edición actualizada con las
aportaciones que la historiografía ha
realizado en los veinte años
transcurridos desde su anterior libro
sobre del proceso revolucionario del Octubre español. .Porque no sólo aporta información procedente de fuentes hasta ahora no
utilizadas o mal explotadas y nos proporciona
una matizada y minuciosa reconstrucción de los acontecimientos
revolucionarios (a veces, para mi gusto, hasta excesivamente prolija), sino que
a partir de esos datos, ofrece un relato
más matizado del proceso revolucionario que, en cierto modo, amplía el
espectro de la interpretación que nos
proponía en su anterior
investigación.
En el origen del proceso revolucionario David Ruiz rebaja la importancia que en el Octubre de
1934 ejerció la coyuntura internacional, tanto las consecuencias para España
de la crisis económica mundial como la
de la amenaza del fascismo, otorgando mayor importancia a los problemas
endógenos derivados de las expectativas
sociales que abrió la llegada de la República
a lo largo del primer bienio. A su vez también pondera más a la baja los
efectos que sobre los impulsos
revolucionarios tuvo la política de
contrarreformas del segundo
bienio, menos “negro” de lo que han venido considerándole hasta tiempos
recientes la mayoría de los historiadores.
Por el contrario nuestro
historiador resalta la importancia
que en el origen del proceso
revolucionario tuvo el sector
largocaballerista de la UGT que respaldó un movimiento contra la República sin ofrecer
otra alternativa que la de derribar el Gobierno de Lerroux
abjurando de la democracia
republicana que los socialistas ayudaron a traer. Un proceso en el que el
reformista y colaborador de la Dictadura primorriverista, Largo Caballero, se
vería secundado por Indalecio Prieto, aquel que se consideraba a sí mismo
“socialista a fuer de liberal”. Que la pérdida de la fe republicana de Largo
Caballero está en el origen de las primeras anunciaciones del probable
alumbramiento revolucionario lo deja claro el autor con su referencia a las
intervenciones que en ese sentido y
antes de noviembre de 1933 hizo el que a partir de entonces sería conocido como
el “Lenin” español por sus más incondicionales. Aunque el proyecto
revolucionario tomase cuerpo posteriormente con la percepción- plenamente
justificada- por las fuerzas de
izquierda de la amenaza que suponían
las amenazas reaccionarias de Gil Robles
y la CEDA.
En ese sentido el Octubre español
habría sido menos una “revolución preventiva”
para adelantarse a una previsible destrucción de la república
democrática por la derecha reaccionaria, que un movimiento revolucionario
originado por la repentina desconfianza
de los socialistas españoles en
las posibilidades para los intereses obreros
de la republica burguesa. No es extraño, pues, que los socialistas que
concibieron esa revolución como algo
propio e interno del partido, que ellos deberían monopolizar y controlar,
encontrasen en el camino el apoyo de aquellas fuerzas de la izquierda que desde
el principio se habían opuesto a la República. El
de los anarquistas surgido a impulsos de las bases y sólo en determinadas
regiones, como ocurrió en Asturias. Y el de los comunistas en toda España
determinado desde arriba por la
dirección nacional del partido entonces
estrechamente vinculado a la Unión Soviética.
J. A. V. I
El capítulo de mayor
entidad del libro es el que nos relata el desarrollo de la
revolución en Asturias y trata de encontrar
la explicación de la
excepción (el “sola en mitad de la
tierra ” del verso de Pedro Garfias cantado por Víctor Manuel) de aquellos quince días de revolución asturiana que no sólo conmovieron al resto de
España , sino a medio mundo y elevaron a la Comuna asturiana a un episodio comparable al
movimiento de la Comuna de París de 1871 y a
las otras grandes revoluciones obreras de la historia contemporánea.
Para encontrar esa explicación su análisis no sólo comprende una
pormenorizada reconstrucción de lo ocurrido en Asturias en aquellos días con
aportación de explicaciones sugerentes y datos novedosos , sino que el autor las sitúa en el contexto de la “larga duración” de los cambios económicos
y sociales ocurridos en Asturias desde los orígenes de la industrialización
ocurridos un siglo antes, demostrando en
ese ejercicio no solo oficio sino ser un profundo conocedor de todo lo que se
ha venido publicando sobre esos
aspectos desde que vio la luz su clásica
obra pionera sobre el movimiento obrero asturiano aparecida en 1968.
LOS USOS PÚBLICOS DEL OCTUBRE
J.A.VI
De excelente se puede calificar el último y
fundamental capítulo de este libro
dedicado al crucial tema de las
consecuencias del proceso revolucionario, pero también su Epílogo, donde el
autor además de realizar un sugerente análisis comparativo del Octubre
asturiano con las otras revoluciones obreras contemporáneas que le precedieron, nos presenta un original
y matizado recorrido por las diferentes utilizaciones y significados
políticos que tanto la izquierda, como,
sobre todo, la derecha han venido realizando de aquel importante episodio revolucionario. La principal conclusión
es clara. La dureza y la desproporción de la represión recondujeron a la izquierda obrera y catalanista
protagonistas del Octubre, a través del Frente Popular, hacia una nueva
fase defensiva de las posibilidades del
régimen republicano en cuya defensa se
volcarían en julio de 1936. Por lo que la falacia del revisionismo actual de la
derecha de que el origen de la guerra civil estuvo en el Octubre revolucionario
carece de todo sentido.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario