lunes, 18 de junio de 2018

"AQUARIUS"


             
                                       
                                        
                                   




                                            “ AQUARIUS”
                               Julio Antonio Vaquero iglesias
Que el nuevo gobierno socialista tiene una sensibilidad humanitaria  más acentuada que el anterior gobierno del PP es un dato que ha demostrado la  actitud que ha expresado ante esa tragedia humana que suponen los 626 migrantes recogidos por el  “ Aquarius ”, ese barco flotado por la  ONG francesa SOS Mediterranée y que ni el gobierno populista  y xenófobo de Italia del Movimiento 5 estrellas y la Liga, ni el de Malta quieren recibir en sus países, condenando a su carga humana, entre la que se encuentran 213 niños, a vagar como un barco fantasma por el Mediterráneo occidental  con su carga de desheredados de la fortuna y damnificados por las guerras y la pobreza.
Que la inhumanidad de la torticera  política  del gobierno del  PP, presidido por ese gran humanista que fue el señor Rajoy, quien con la boca grande decía que sí a todas las medidas a favor de los migrantes que se disponían en la UE y con la  pequeña hacía lo contrario, quedó clara con su política migratoria. Baste recordar lo que ocurrió  con la decisión de varias ciudades españolas, como fue el caso de  Valencia, para aceptar e integrar a los migrantes  del conflicto sirio en nuestro territorio  y que el gobierno central del PP, que tenía- y tiene- en sus filas a tantos y tantos democristianos, finalmente no autorizó. ( Es cierto que en este caso a última hora el presidente de Galicia y el Ayuntamiento de la ciudad de Málaga gobernado por el PP se han desmarcado de esa actitud de su partido y aceptan recibir a los del “Aquarius” en esa Autonomía y esa ciudad. Lo que, sin duda, les honra).
Esa política inhumana y excluyente no ha sido continuada por el actual Gobierno socialista de Sánchez y es sin duda un dato más de que  algo parece haber  cambiado  en nuestro país con la llegada del nuevo gobierno. Muchos ciudadanos esperamos que no sólo sea en  esto sino que se continúe por ese camino cumpliendo varias más de las promesas de esa naturaleza  con que ha llegado al poder el partido socialista.
   No es sólo una cuestión de humanidad, que también, sino del cumplimiento de  derechos humanos promulgados y vigentes como el derecho a ser asistidos, según establecen los convenios internacionales, ante un inminente peligro de supervivencia en el mar. Es, además, una decisión con una profunda carga simbólica. Ante una Unión Europea en crisis en la que la ultraderecha populista comienza a demandar  políticas racistas y xenófobas, como es el caso de la Italia gobernada por esa clase de partidos,                defender los derechos y valores humanos que han constituido, al menos teóricamente, los supuestos sobre los que se ha  levantado  edificio de la Europa unida, frente al  neoliberalismo rampante que ha dado carta de naturaleza al capitalismo anglosajón y ahora, incluso, el populismo de derechas que defiende Trump, la decisión del gobierno español de apostar decididamente  por los peregrinos del “Aquarius” es una muestra inequívoca de que nuestro gobierno opta por una Unión Europea que vaya más allá de la Europa de los mercaderes. Esa Europa hacia la cual desgraciadamente se había orientado la entidad supraestatal hasta que la Gran Recesión hizo surgir y reverdecer los populismos de extrema derecha. A una Europa con esa clase de valores, ideales y políticas pueden, sin duda, apuntarse y apoyarla los ciudadanos progresistas que forman parte de sus estados.
  Por eso no sólo debemos recibir y dar auxilio a los inmigrantes del “Aquarius”, sino también concederles el estatus de refugiados y proporcionarles los medios necesarios para que finalmente puedan integrarse en nuestro país. Del mismo modo que nuestro gobierno debe  abanderar y defender en los organismos  de la UE  que se apliquen políticas migratorias europeas de esa naturaleza frente a la deriva xenófoba y racista de gobiernos (no de opiniones públicas) de  países de gran tradición humanística y social como Italia (¡qué vergüenza!) u otros que mantienen políticas y actitudes similares como algunos estados  nórdicos o del Este.

(Artículo publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)



                                

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