NEOLIBERALISMO: UN RELATO
INACABADO
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Breve historia del neoliberalismo
David Harvey
Madrid, Akal , 2007
Páginas 252
El geógrafo neomarxista David Harvey traza el
relato del origen, implicaciones y fracaso del neoliberalismo interpretándolo
como un fenómeno de clase
No es
fácil la tarea del crítico
literario en estos tiempos. No sólo tiene que seleccionar un ramillete de
libros al año entre los setenta mil títulos
que se publican en el país. Debe, además, luchar por no dejarse embaucar
por el oropel de la publicidad con la que la industria editorial envuelve hoy su mercantilizado
producto. Y, en no infrecuentes ocasiones, es su deber profesional sacar de las
tinieblas a autores y obras de gran valía al margen del pensamiento
políticamente correcto y dominante y del interés mercantil.
Tales condicionantes pueden explicar que
un intelectual de reconocido prestigio como David Harvey sea apenas conocido
por el gran público español y sus obras hayan pasado desapercibidas, o, por
mejor precisar, apercibidamente desapercibidas, en la mayoría de los
suplementos culturales en nuestro país. Harvey es un geógrafo norteamericano de
inspiración teórica neomarxista que ha elaborado una potente teoría integral
sobre eso que conoce como globalización capitalista neoliberal, posmodernidad o
neoliberalismo a secas. Su teoría, dada su filiación ideológica, no tiene otra finalidad que orientar la oposición contra ese nuevo mundo de injusticia y
desequilibrio que la teoría y la práctica neoliberal han contribuido a
levantar.
Su último libro, Breve historia del
neoliberalismo, no es sino la aplicación de sus teorías a un excelente,
sintético y claro análisis del origen, naturaleza, implicaciones y resultado del
proceso recorrido por el neoliberalismo desde los años 70 en que surgió hasta
hoy cuando ya podemos vislumbrar las contradicciones entre sus promesas y los negativos
resultados que su práctica ha obtenido.
Harvey teoriza el neoliberalismo como un
fenómeno de clase de origen dual. Fue la respuesta consciente de las elites
dominantes en los setenta del pasado siglo a la crisis de beneficios del
capitalismo mundial y a su necesidad de
domesticar el poder que la fuerza de
trabajo había alcanzado después de 1945.
La recomposición de los beneficios la ha
realizado esa clase dominante global través de una acumulación de capital por
desposesión similar a la del primer capitalismo: mercantilización y
privatización de todas las esferas de la vida, economía financiera especulativa
y fraudulenta; gestión y manipulación de las crisis financieras a escala global
y redistribución de la renta por el Estado neoliberal de los pobres a los más ricos. Las
consecuencias: galopante empobrecimiento y falta de bienestar social,
desarrollo geográfico desigual y volátil, fuerza de trabajo desechable,
degradación medioambiental y aparición de una nueva cultura de oposición a tales
contradicciones diferente de la de los movimientos obreros tradicionales.
Lo que no ha conseguido el neoliberalismo
es el crecimiento económico que anunciaba su retórica. Pero sí la redistribución
de la renta a favor de esas elites dominantes. Lo que hace temer a Harvey, con
razón, que -contra los intereses de la mayoría y a pesar de la amenaza de
recesión global que ha producido- el proceso neoliberal sea todavía un relato
inacabado contra el que debemos luchar para ponerle término por el bien del presente
y futuro de la humanidad.
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