El buque fue abordado en el Canal de Las Bahamas el 13 de septiembre de 1964
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Dos lanchas comenzaron a lanzar ráfagas de
ametralladora y disparos de cañón
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Las pruebas han señalado a Rafael Quintero como la
persona que "arregló el ataque"
Actualizado:
28/11/2014 13:07 horas
El 13 de septiembre se cumplieron 50 años del
brutal ataque terrorista en el Caribe al buque español Sierra Aránzazu cuando se
dirigía a La Habana con una carga de alimentos, tejidos, aperos de labranza,
muñecas y otras mercancías inocuas. La autoría y responsabilidad de este
atentado, que costó la muerte a tres
marinos españoles, el capitán y dos oficiales y lesiones a
otros seis tripulantes y provocó una intensa reacción emocional en España y
tuvo importantes repercusiones mundiales, nunca fue aclarada.
Se suspendió la operación Mangosta montada para invadir la isla
y se puso en práctica la denominada política de vía múltiple
50 años después conocemos por nuevas fuentes documentales
desclasificadas quiénes fueron los autores materiales y los responsables
últimos del atentado. De ahí que nos parezca un acto de justicia moral como hermanos de
uno de aquellos marinos asesinados, recordarlo en este aniversario y difundir
su tragedia dando a conocer los hechos con las respuestas e interrogantes que
aún existen.
Con la crisis de los misiles en octubre de 1962, los acuerdos
entre Kennedy
y Kruschev
que incluían la promesa de aquél de no tratar de invadir Cuba , la política
hacia la revolución castrista de los hermanos Kennedy dio un giro estratégico.
Se suspendió la operación Mangosta montada para invadir la isla y se puso en
práctica la denominada política
de vía múltiple que suponía la simultánea presión diplomática,
económica y de operaciones encubiertas para asfixiar la revolución castrista.
Entre las medida económicas estaba la de mantener
el bloqueo comercial de la isla impidiendo la entrada de
mercancías de cualquier naturaleza presionando a los demás países para que
suspendieran las relaciones comerciales con Cuba y atacando a los barcos que
las transportaban.
El papel de la CIA
Para conseguir tales objetivos se crearon los denominados comandos autónomos con exiliados
cubanos anticastristas que tenían sus bases fuera de territorio
americano, en Centroamérica y el Caribe, y establecían sus propios objetivos,
de tal manera que el Gobierno norteamericano pudiese practicar ante tales actos
ilegales la política de la negación plausible. La CIA se encargó de su
financiación, de su adiestramiento, de proporcionales barcos, aviones,
armamento y aportarles la información necesaria para sus operaciones
subversivas encubiertas.
El más importante de esos grupos autónomos era el Movimiento de Recuperación
Revolucionaria (MRR) fundado por Manuel Artime Buesa,
uno de los líderes políticos de la Brigada 2506, como se denominaban
pomposamente los exiliados cubanos que habían sido derrotados en Bahía
Cochinos. El MRR tenía desde 1963 bases de operaciones y entrenamiento
instaladas en Nicaragua, Costa Rica y República Dominicana. Contaba con 380 hombres, una
avioneta, un barco nodriza, el
Santa María que transportaba dos lanchas, la Gitana y la Monty, pertrechadas con
ametralladoras pesadas y un cañón, y desde las que realizaban sus operaciones
contra territorio cubano y sus ataques a los barcos mercantes. Todo ello era,
según documento desclasificado de la CIA, financiado por la Agencia que entre junio
1963 y junio de 1964 había invertido en todos esos gastos materiales y de
personal cinco millones de dólares.
El fundador del Movimiento de Recuperación Revolucionaria,
Manuel Artime con el presidente de EEUU John Kennedy.
España fue uno de los países que con permiso expreso de Franco mantuvo el
comercio con Cuba La
Compañía Marítima del Norte se encargó de ese comercio Cuando
se produjo el ataque al Sierra
Aránzazu ya eran 20 los viajes realizados por estos buques y el del
Sierra Aránzazu, el segundo que llevaba a cabo.
Las presiones por parte del Gobierno de Estados Unidos para que
se cortara este tráfico existieron desde que se inició. Y unas semanas antes
del ataque, el embajador español Merry
del Val había sido llamado a una reunión con el Secretario de
Estado, Dean Rusk,
para comunicarle las decisiones de la OEA de presión sobre Cuba y en la que,
con amenazas veladas, insistía al embajador
en la necesidad de la suspensión de ese comercio con la isla.
Reconstrucción de los hechos
El Sierra
Aránzazu navegaba por Canal de Las Bahamas hacia el puerto de La
Habana, cuando el domingo, día 13 de septiembre, sobre la una y media un avión
de reconocimiento sobrevoló el barco y a las ocho menos diez una lancha se aproximó por la popa
iluminando con sus reflectores el nombre y la matrícula del barco.
El barco se incendió y el capitán, herido gravemente, como el
segundo oficial, dio orden de abandonarlo
Diez minutos después dos lanchas, una por babor y otra por
estribor, se colocaron a una
distancia de unos 50/100 metros del barco y sin previo aviso
comenzaron a lanzar ráfagas de ametralladora y algún disparo de cañón sobre el
puente de mando, los alojamientos de la tripulación con un evidente ánimo de cortar las comunicaciones y masacrar a
los tripulantes. Alcanzados los depósitos de combustible, el
barco se incendió y el capitán, herido gravemente, como el segundo oficial, dio
orden de abandonarlo y arriar el bote de babor, porque el de estribor estaba
inservible por los impactos. Cuando los marinos se aprestaban a hacerlo, nuevas
ráfagas de ametralladora hirieron a otros tripulantes, algunos de gravedad como el tercer maquinista.
El tercer maquinista de Sierra
Aránzazu, José Vaquero Iglesias.
Agolpados los 20 hombres en un solo bote salvavidas los
náufragos pasaron 12 horas angustiosas. Durante la travesía fallecieron el
capitán Pedro
Ibargurengoitia ( Algorta) y el tercer maquinista José Vaquero Iglesias (Villablino).
El bote hacia agua y estropeada la bomba de achique tuvieron que hacerlo con
cajas de galletas y sus zapatos. Hacia las 10 de la mañana del día 14 los náufragos fueron
localizados y rescatados por el carguero holandés "P. G.
Thulin". Atendidos los heridos en el barco falleció el segundo oficial, Javier Cabello (Vigo).
El barco holandés llevó a los supervivientes y los cadáveres a
la próxima isla Inagua, al puerto de Matthew
Town, desde donde los heridos y los cadáveres fueron
trasladados a Guantánamo y los restantes, al día siguiente, fueron llevados a
San Juan de Puerto Rico donde se celebró un funeral por los tres marinos asesinados.
Desde San Juan, los tripulantes fueron repatriados en dos expediciones y
recibidos en Barajas por las autoridades, familiares y amigos.
El silencio norteamericano
La noticia del ataque fue recogida en las primeras páginas de la
prensa mundial, menos en por la de Estados Unidos, donde los grandes rotativos
norteamericanos mantuvieron
un significativo silencio sobre el hecho. En España, la
conmoción fue enorme y toda la prensa siguió todo lo relativo al atentado
expresando su indignación, incluida la prensa
clandestina de izquierda que atacaba a Estados Unidos y
presionaba al régimen pidiendo la identificación y castigo de los culpables del
atentado que atribuían con buen juicio a grupos anticastristas dirigidos por la
CIA. Se produjeron manifestaciones de protesta en varios puntos de España como
la que se desarrolló ante la Embajada norteamericana en Madrid o ante el
Consulado norteamericano en Vigo.
Naúfragos a salvo en el bote salvavidas./HOME TISCALI.
El Gobierno español protestó a través de su embajador en
Washington considerando responsable a los Estados Unidos por producirse el
ataque en aguas bajo su control militar y en una reunión con el Secretario de
Estado Dean Rusk consiguió
que prometiese que se investigaría el ataque y comunicarían los resultados al
Gobierno español. El FBI realizó también una encuesta para averiguar lo
sucedido. Todo quedó en aguas de borrajas. El informe del Departamento de Estado nunca vio la luz y
el del FBI fue más bien una maniobra de diversión que una verdadera
investigación. El Gobierno franquista en cuanto pasó la tensión dejó de
presionar y todo quedó en el más denso silencio. La realpolitik pudo más que el honor patrio
mancillado y las justas
reivindicaciones de justicia de las familias y amigos de los
asesinados y un sector de la población española.
Los grupos anticastristas con el MRR a la cabeza difundieron que
los autores habían sido los castristas. Pero cuando ese bulo resultó
insostenible el MRR varió sus declaraciones reconociendo que habían sido ellos,
por medio del buque nodriza Santa
María y las lanchas Gitana
y Monty, los
autores del ataque, pero como consecuencia de una confusión del Sierra Aránzazu con el
buque cubano Sierra Maestra.
Esa es la hipótesis que siguen manteniendo hoy los miembros todavía vivos del grupo
y la que predomina hoy entre los autores que han tratado el incidente.
Sombras y dudas
El cablegrama enviado por un agente a la Central de la CIA y
desclasificado en 1998 informa de los contactos con Alberto Blanco.
Pero el análisis de las pruebas circunstanciales y los datos
directos extraídos de la documentación desclasificada procedente de la
Fundación Mary Ferrell y del Archivo de AA. EE. español obligan a poner en duda tales afirmaciones.
Entre esas pruebas circunstanciales está el hecho de que es difícil aceptar que
la lancha que identificó al buque iluminando su popa pudiera equivocarse con su
nombre y matrícula y que cuando las dos lanchas atacantes se colocaron a unos
50/100 metros del Sierra
Aránzazu no se hubieran percatado de su "error". Además,
¿cómo es posible que quieran hacernos creer que con la información que contaban
de la CIA pudieran confundir el barco español con el Sierra Maestra, cuando
éste había cruzado el Canal de Panamá el miércoles anterior con dirección hacia
China? ¿Cómo fue posible confundir ambos barcos que tenían una significativa
diferencia de tonelaje?. El Sierra
Maestra era cinco veces mayor que el Sierra Aránzazu.
La realpolitik pudo más que el honor patrio mancillado
Dos fuentes directas hablan también de que el ataque fue
planeado con premeditación y alevosía. Un cablegrama enviado por un agente a la
Central de la CIA y desclasificado
en 1998 informa de los contactos que ha mantenido con Alberto Blanco,
lugarteniente de Rolando
Cubela, un alto oficial del régimen castrista que mantenía
contactos con el MRR para preparar el asesinato de Castro y el desembarco en la
isla. Blanco le comunica que va reunirse en París con un miembro del grupo
anticastrista que fue la "persona
que "arregló" el ataque al Sierra Aránzazu mediante
el pago al radio operador que envió la posición (del buque español) a la nave
atacante, dijo que el radio operador había contado toda la historia a la
policía española".
El bote salvamento sobre la cubierta del P.G.Thulin.
Hoy sabemos que "esa persona que arregló el ataque"
fue Rafael Quintero, "el coordinador de operaciones navales" del MRR.
De igual modo el carácter premeditado del ataque aparece en un despacho dirigido al Ministro de AA.
EE. por el Embajador de España en Costa Rica en el que un espía
enviado por éste a la base anticastrista de Nicaragua, además de describir con
todo detalle el barco nodriza Santa
María e identificar a sus jefes como miembros de la CIA, dice que
"el ataque contra el Sierra
Aránzazu fue
premeditado, antes de la operación ya se hablaba de
hundirlo".
Son muchos interrogantes y datos para que podamos creernos la
versión dominante. Pero aún y así no existe hoy ninguna duda de quiénes fueron
los autores materiales y los responsables últimos de este criminal atentado así
como la tortuosa e injusta actuación del Gobierno franquista en el mismo.
Dejarlo claro en este 50 aniversario nos parece no sólo una obligación con la
verdad histórica, sino, sobre todo, como hermanos de una de las víctimas, un deber moral hacia los tres marinos
asesinados y el resto de la tripulación masacrada.
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