MORRICONE
JULIO
ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Este pasado lunes ha fallecido
a los 91 años en Roma Ennio Morricone ,
uno de los mejores compositores de la historia del cine. Todos aquellos que
amamos el arte cinematográfico, sobre todo, aquellos miembros de mi generación para
los que el cine constituyó parte esencial de nuestra socialización y para los que el cine fue una de las pocas
ventanas al mundo exterior que la sordidez de la dictadura franquista dejó
entreabiertas, Ennio Morricone ha sido un personaje digno de nuestra admiración.
Tanto como la que hemos sentido por los actores y los directores de las obras
cinematográficas.
Morricone fue capaz de convertir las bandas sonoras de las películas en
las que participó, no en un elemento más de esos filmes como podían ser la fotografía, la interpretación de los
actores o el gui0n, sino que su música se convertía en una especie de argamasa
que unía todos esos elementos, reforzando
unidad del conjunto artístico, remarcando el carácter de los actores o
el mensaje y los valores que se defendían en los filmes en que participaba. Quién
no recuerda en ese sentido el subrayado musical de los caracteres de los
personajes de El bueno, el feo y el malo de la película de Sergio Leone. 0 el que enmarca los
valores de la valentía, el sacrificio y la coherencia de los jesuitas que
defienden a los indios guaraníes en La misión de Roland Joffé. O la música de la banda sonora de Novecento de Bertolucci, que resalta la expresión de la épica obrera que desarrolla la película. Y
eso fue tan claro en su caso que, al
contrario de lo que era habitual (esto es, que
la banda musical se compusiese después de rodada la película) en el caso
de Morricone lo hacía antes y el film se adaptaba en cierta medida a ella.
El compositor italiano, profundamente
enamorado de Roma, su ciudad natal, consiguió,
a pesar de las tentadoras ofertas que se le hicieron para residir en
Hollywood y trabajar exclusivamente para la industria cinematográfica
norteamericana, realizar toda su obra desde Italia y no colaborar sólo con el cine americano, sino también para el cine
europeo, sobre todo, para el italiano. Baste rememorar su participación y colaboraciones
en las bandas sonoras de las películas de Giusseppi Tornatore, sobre todo, en
su magistral Cinema Paraíso, o en las de Sergio Leone, el creador del “spaghetti
western”.
Quizás haya sido esa negativa suya a entregarse exclusivamente al
imperialismo de Hollywood lo que provocó
que la obra de Morricone se aceptase, a
pesar del indudable reconocimiento que tuvo
en la meca del cine, con ciertos recelos. Lo cierto es que recibió
cinco nominaciones para el
correspondiente premio Oscar y un premio honorífico en 2006 hasta que ya
tardíamente, a los 87 años, se le concedió por la banda sonora de la película
de Quentin Tarantino, Los odiosos ocho.
Sin duda, con la muerte de Morricone, que no
podrá recoger en Oviedo su recién concedido Premio Princesa de Asturias de las
Artes 2020, se nos va un excelente
compositor de cine que ha sabido aumentar
emoción y belleza de ese arte que
constituye una parte esencial de
nuestras vidas. Pero, aunque suene a tópico, no desaparece. Porque lo cierto es
que de él nos queda la inolvidable música de sus películas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario