lunes, 1 de abril de 2019


 LOPEZ OBRADOR Y LA CONQUISTA Y COLONIZACION DE MÉXICO
                          Julio Antonio Vaquero Iglesias





Fotografía de Tina Modotti sobre la pobreza de los mexicanos de origen indígena





 El presidente mexicano  López Obrador ha enviado sendas cartas al rey Felipe VI y al papa Francisco pidiéndoles que pidan perdón por la actuación de la Monarquía española y la Iglesia católica en la conquista y colonización de México en el contexto de las conmemoraciones del desembarco de Cortés en tierra azteca y el inicio de su conquista de aquel imperio en 1521 y  de la independencia del territorio mexicano del declinante imperio español. Tal petición ha causado un auténtico clamor de protesta en los medios políticos españoles e incluso  ha sido comentado con reservas en algunos medios de comunicación mexicanos. Salvo en el caso de Unidas Podemos y el PNV que han considerado como adecuada tal petición, el resto de los partidos han clamado contra tal petición, Y el propio Gobierno español ha contestado negativamente a tal  petición mientras que en  el caso del Vaticano ha apelado al hecho de  que tal perdón ya había sido pedido por el papa Francisco en 2015, sumándose a otras  peticiones realizadas por parte de pontífices anteriores.
  Desde el punto de numerosos intelectuales e historiadores españoles tal petición del presidente mexicano también ha sido profusamente criticada. Aunque esas críticas no se hayan hecho desde luego desde el mismo punto de vista. Las hay que, con cierta razón, han criticado como “presentistas” y fuera de contexto sus peticiones. Mientras que otros, desde el contexto de la “leyenda rosa” de la conquista y colonización españolas, con mayor o menor intemperancia ( como es el caso de  Pérez Reverte para el que el insulto parece ser  su mejor aportación a la Academia de la Lengua a la que pertenece ) y con más o menos  fundamentados argumentos, han rechazado por impropias  las demandas del presidente mexicano.
  Pero es curioso que pocos de esos críticos  han  hecho referencia a un dato que se incluye en la mencionada demanda presidencial.  Que el propio Gobierno mexicano quiere incluir en esas conmemoraciones también su propia petición de perdón a los mayas y  a los indios yaquis, a los chinos que la república mexicana masacró a partir de su independencia de España.
 Ese dato me parece revelador del significado de la petición de López Obrador. La historia siempre ha tenido una función social de especial importancia para todo orden político nuevo que alcanza el poder, bien para legitimarlo reescribiendo la historia sin tener en cuenta para nada los contenidos del conocimiento histórico, que es lo que suele ocurrir más frecuentemente, bien, al contrario, para desde el conocimiento fundamentado de esa historia buscar, al margen de paraísos imaginarios nunca existentes en  nuestro pasado, el entronque de esa historia no manipulada sino real  con el proyecto  hacia el futuro de sus intenciones políticas.
  La impresión que extrae uno de esa propuesta de López Obrador – puedo estar equivocado, sin duda- es que de alguna manera lo que quiere expresar con ella (reconociendo, incluso, como decíamos, el  propio estigma de los suyos en cuanto al maltrato de la población existente ) en relación con los mensajes conmemorativos  que van a realizarse próximamente, y quizás ilustrado por sus historiadores de cabecera, entre los que, por cierto, está el gijonés Paco Taibo II, es que  los descendientes de aquellos indígenas que fueron los grandes perdedores de la conquista y colonización, sin duda, digan lo que digan los justificadores de “la leyenda rosa” sobre las consecuencias de una y otra y reconociendo, incluso, también los aspectos positivos que aquella colonización aportó, sin duda, (basta leer a Rafael Altamira y su obras sobre la legislación indiana), van a ser un elemento decisivo  de sus políticas de integración y reformas de los ciudadanos de origen indígena en su proyecto político.
 Y, sin duda, esa intención es digna de alabar por todo aquel que sienta correr una gota, al menos, de deseo de justicia por sus venas. 

 ( Publicado en La Nueva España, de Oviedo , en sus páginas de opinión)
      

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