LOPEZ OBRADOR Y LA CONQUISTA Y COLONIZACION DE
MÉXICO
Julio Antonio Vaquero
Iglesias
El presidente mexicano López Obrador ha enviado sendas cartas al rey Felipe VI y al papa Francisco pidiéndoles que pidan perdón por la actuación de la Monarquía española y la Iglesia católica en la conquista y colonización de México en el contexto de las conmemoraciones del desembarco de Cortés en tierra azteca y el inicio de su conquista de aquel imperio en 1521 y de la independencia del territorio mexicano del declinante imperio español. Tal petición ha causado un auténtico clamor de protesta en los medios políticos españoles e incluso ha sido comentado con reservas en algunos medios de comunicación mexicanos. Salvo en el caso de Unidas Podemos y el PNV que han considerado como adecuada tal petición, el resto de los partidos han clamado contra tal petición, Y el propio Gobierno español ha contestado negativamente a tal petición mientras que en el caso del Vaticano ha apelado al hecho de que tal perdón ya había sido pedido por el papa Francisco en 2015, sumándose a otras peticiones realizadas por parte de pontífices anteriores.
Desde el
punto de numerosos intelectuales e historiadores españoles tal petición del
presidente mexicano también ha sido profusamente criticada. Aunque esas
críticas no se hayan hecho desde luego desde el mismo punto de vista. Las hay
que, con cierta razón, han criticado como “presentistas” y fuera de contexto sus
peticiones. Mientras que otros, desde el contexto de la “leyenda rosa” de la
conquista y colonización españolas, con mayor o menor intemperancia ( como es
el caso de Pérez Reverte para el que el
insulto parece ser su mejor aportación a
la Academia de la Lengua a la que pertenece ) y con más o menos fundamentados argumentos, han rechazado por
impropias las demandas del presidente
mexicano.
Pero es
curioso que pocos de esos críticos han hecho referencia a un dato que se incluye en
la mencionada demanda presidencial. Que
el propio Gobierno mexicano quiere incluir en esas conmemoraciones también su
propia petición de perdón a los mayas y
a los indios yaquis, a los chinos que la república mexicana masacró a
partir de su independencia de España.
Ese dato me
parece revelador del significado de la petición de López Obrador. La historia
siempre ha tenido una función social de especial importancia para todo orden
político nuevo que alcanza el poder, bien para legitimarlo reescribiendo la
historia sin tener en cuenta para nada los contenidos del conocimiento
histórico, que es lo que suele ocurrir más frecuentemente, bien, al contrario,
para desde el conocimiento fundamentado de esa historia buscar, al margen de
paraísos imaginarios nunca existentes en
nuestro pasado, el entronque de esa historia no manipulada sino
real con el proyecto hacia el futuro de sus intenciones políticas.
La impresión
que extrae uno de esa propuesta de López Obrador – puedo estar equivocado, sin
duda- es que de alguna manera lo que quiere expresar con ella (reconociendo,
incluso, como decíamos, el propio
estigma de los suyos en cuanto al maltrato de la población existente ) en
relación con los mensajes conmemorativos
que van a realizarse próximamente, y quizás ilustrado por sus
historiadores de cabecera, entre los que, por cierto, está el gijonés Paco
Taibo II, es que los descendientes de
aquellos indígenas que fueron los grandes perdedores de la conquista y colonización,
sin duda, digan lo que digan los justificadores de “la leyenda rosa” sobre las
consecuencias de una y otra y reconociendo, incluso, también los aspectos
positivos que aquella colonización aportó, sin duda, (basta leer a Rafael
Altamira y su obras sobre la legislación indiana), van a ser un elemento
decisivo de sus políticas de integración
y reformas de los ciudadanos de origen indígena en su proyecto político.
Y, sin duda,
esa intención es digna de alabar por todo aquel que sienta correr una gota, al
menos, de deseo de justicia por sus venas.
( Publicado en La Nueva España, de Oviedo , en sus páginas de opinión)
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