lunes, 10 de abril de 2017

LA INTRAHISTORIA DE LA LEGALIZACIÓN DEL PCE
                                        JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS









Este 9 de abril se  cumple el cuarenta aniversario de uno de los hechos claves de la Transición española: la legación del PCE. Alguien podría pensar que cuatro décadas después, ese acontecimiento está definitivamente  aclarado  y  es ya  un episodio cerrado  de la historia de la Transición. Pero, como demuestra este libro del historiador y profesor de la Universidad de Extremadura Alfonso Pinilla García, La legalización del PCE. La historia no contada( 1974-1977) , esto no así.. No sólo, porque la Historia siempre está en proceso de construcción y sujeta a nuevas preguntas por  las nuevas generaciones, sino porque la aparición de nuevas fuentes pueden permitir matizar y precisar los hechos y, con ello, su interpretación y significado, como, en cierta medida, ocurre con el relato que nos aporta este libro.
 Pinilla ha construido su libro a partir de una documentación inédita hasta ahora: el archivo de uno de los personajes decisivos para que tuvieran lugar las conversaciones y negociaciones  entre el presidente de Gobierno, Adolfo Suárez y Santiago Carrillo, secretario general de PCE. Me refiero al abogado José Mario Armero que no sólo fue, como demuestra este libro, un mero intermediario en estas secretas y ocultas negociaciones sino un personaje activo y decisivo en ellas. Ese archivo, al que accedió nuestro historiador gracias a la intermediación de la conocida periodista, Pilar Urbano, que es, además, la autora del prólogo del libro, contiene  las notas informales que fue tomando Armero de las relaciones y negociaciones entre Carrillo y Suárez a medida que se desarrollaban los contactos y reuniones que culminaron en aquel “sábado rojo “, 9 de abril de 1977, en que Suárez, aprovechando  la Semana Santa, dio anuncio a la legalización del PCE. Pero también el archivo contiene un diario formal de todo ese proceso que Armero iba dictando a su esposa Ana Montes. A través de esa documentación prioritariamente, pero también del contenido de las memorias y el diario  de Carrillo de ese año y los libros publicados sobre estos hechos por algunos historiadores y periodistas, nuestro historiador ha construido un trabajo de investigación que, como él mismo apunta, no es sino la intrahistoria de ese importante hecho histórico de nuestra historia contemporánea.  
  La legalización no fue sino el resultado de  un pacto en el que  ambos líderes  obtuvieron sus respectivos beneficios:  para  Suárez la condición sine que non  para obtener  la legitimidad del nuevo régimen democrático homologable a los europeos  que el exfalangista se proponía instaurar; para Carrillo, a cambio de su moderación, estar ya dese el primer momento en igualdad de  condiciones con el resto de los partidos ante las decisivas primeras elecciones que se iban a celebrar y capitalizar así su hegemonía en la lucha contra la dictadura.
 En torno a ese análisis del proceso de legalización, el autor trata  diversos temas. Desde los primeros contactos con Carrillo del entonces todavía Príncipe, don Juan Carlos a través, primero, de Nicolás Franco, el sobrino del dictador y después de Manuel de Prado y Colón de Carvajal , en 1974 y 1975 hasta  la legalización del PCE en abril de 1977 y el posterior malestar militar que el diario de Armero  recoge que se vive en el seno de los medios suaristas como  una más que  probable amenaza de un golpe militar, pasando por la primera entrevista a través de Armero entre Suárez y Carrillo  en agosto de 1976 en la casa de Teodulfo Lagunero, mecenas de Carrillo, en Cannes, la ansiedad de  éste para no quedar fuera de juego y su órdago al  gobierno al presentarse en Madrid en plena clandestinidad, su detención y subsiguiente liberación, la génesis y la definitiva entrevista en que llegaron al acuerdo los dos líderes celebrada en el chalet de Armero en Aravaca en febrero de 1977 y la cumbre eurocomunista en el mes de marzo siguiente celebrada en Madrid y el proceso jurídico  por el que atravesó el expediente de legalización del PCE
 Sin duda, como apunta nuestro historiador la documentación que ha utilizado le ha permitido trazar la intrahistoria (entendida al modo unamuniano como  esa callada sucesión de acontecimientos que no emergen a la luz de los libros y de la prensa) de ese ese hecho decisivo de la Transición y con ella tener una visión más completa de la Historia (con mayúscula)  de ese acontecimiento y de la Transición en su conjunto. Pero mantener la tesis de que es “quizás” la intrahistoria “la que permite acceder a la verdadera naturaleza (…) del excepcional cambio operado en España tras la muerte de Franco” (p. 344)  puede, como poco, parecer a muchos lectores, como le  ocurre al que esto escribe,  algo exagerada. Ahora que tanto se discute de la naturaleza de la Transición (de la que la legalización del PCE fue un hecho decisivo), de si  fue una traición o un proceso admirable, la intrahistoria puede ser, sin duda, un elemento más para aclararlo, pero no desde luego la panacea que lo explique todo. 
  Sin duda, un libro  de interés, bien escrito, que añade a  su atrayente asunto el de la lectura del anexo documental que le acompaña con parte de los documentos del archivo de José Mario Armero y su esposa.
 ( PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL, DE LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO)

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