BABAYU
Julio Antonio vaquero iglesias
¿Cuál es la ideología del candidato
presidencial republicano Donald Trump? ¿
Quiénes son sus votantes y a qué intereses representa su política ?. Sin duda,
saberlo no es sólo de interés para los propios ciudadanos norteamericanos, sino
también para todos y cada uno de
los habitantes del planeta, dada la
función imperial que Estados Unidos ejerce
a escala mundial y la oleada de
populismos de ultraderecha que nos acecha. En cierta manera, todos y cada uno
de nosotros nos jugamos algo importante en el resultado de la carrera presidencial norteamericana
Más allá de
su comportamiento atrabiliario, faltón y
soez que encaja perfectamente en lo que en Asturias calificaríamos con algunas de las acepciones de “babayu” (eso
sí. sin incluir en este caso, el matiz de inocentón y no peligroso que a veces conlleva el término),
la ideología que defiende el candidato republicano no es sino la de un
populismo de ultraderecha que sobrepasa las posiciones de ultraderecha del
republicanismo representadas por el
sector del Tea Party.
Esta
ideología es una espeluznante combinación de racismo, xenofobia y misoginia que
propugna una sociedad norteamericana
basada en la supremacía blanca anglosajona de la que habría que expulsar
a todos los inmigrantes que, como los mexicanos son todos potenciales violadores y ladrones, o los de
procedencia árabe y religión musulmana. todos terroristas en potencia. Además su
modelo es el de una sociedad dominada
por los hombres como corresponde a su machismo basado en su creencia de la inferioridad natural del género femenino
que, en realidad y dado su talante rijoso, su principal papel social
es el de proporcionar la
satisfacción sexual de los hombres.
En los
niveles político y económico, su populismo ultraderechista defiende un
nacionalismo a ultranza teñido con un autoritatismo que en cierta medida va en contra de los
valores liberales democráticos que
siempre han dominado el sistema político de Estados Unidos
desde su creación. No es casual
que su candidatura haya propiciado incluso entre los medios de comunicación del
país, el desarrollo de un intenso
debate sobre el fascismo, debate que el candidato republicano sigue alimentando
con sus citas a Mussolini o su sinuosa
advertencia de reservarse la opción de aceptar o no el resultado de las
elecciones del día 8 de noviembre.
Ese nacionalismo se traduce en política exterior
en un rechazo de “ la política exterior
del poder blando” con la que se ha tratado (sobre todo, por los
demócratas), de justificar el domino militar y económico norteamericanos en el mundo con el objetivo de extender los
valores de universales de la libertad y la democracia Esa política exterior seria
pragmática y realista. Estaría determinada únicamente por los intereses
propios norteamericanos, lo que supondría incluso, si esta no los obstaculiza, la convivencia con la
Rusia de Putin, al que Trump admira y del que pretende ser su amigo.
Del mismo modo en lo económico propugna un abandono del apoyo a la
globalización económica neoliberal y en consecuencia un rechazo a la
libertad del comercio exterior, que, en su planteamiento, ha sido una de las
casusas de la decadencia económica
norteamericana, y la vuelta a un proteccionismo económico a ultranza.
¿ De dónde
sale el gran apoyo que el
proyecto político de Trampa está teniendo? Todos los datos que tenemos, parecen indicar
que la propuesta populista de ultraderecha del candidato republicano ha
activado el apoyo de una gran parte de esa numerosa población que en el sistema norteamericano no participa en las urnas y un importante
sector de clase trabajadora, incluso la sindicada, localizada en el las
regiones del nordeste del país y que ha sido especialmente castigada por las
deslocalizaciones derivadas de la crisis
económica, pero también de otros
sectores de las clases populares descontentas con la gestión sesgada que el
gobierno norteamericana ha realizado de la crisis financiera , rescatando a las
élites financieras y dejando a su suerte
a las capas de trabajadores blancos
pobres y que sufren la competencia desleal de los inmigrantes.
La
propuestas populistas de Trump, sin embargo, como la historia ha demostrado en tantas
ocasiones, además de ser antidemocráticas e ir contra los derechos humanos
universales reconocidos, más que dar
solución a los que lo apoyan,
terminarían por beneficiar solamente al sector de la élite económica norteamericana del que el
candidato republicano forma parte.
(ARTÍCULO
DE OPINÓN PUBLICADO EN LA MUEVA ESSPAÑA, DEVIED
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