domingo, 6 de noviembre de 2016

Trump, el babayu

                                                                BABAYU
                         Julio Antonio vaquero iglesias




¿Cuál es la ideología del candidato presidencial republicano Donald Trump?  ¿ Quiénes son sus votantes y a qué intereses representa su política ?. Sin duda, saberlo no es sólo de interés para los propios ciudadanos norteamericanos, sino también para  todos y cada uno de los  habitantes del planeta, dada la función imperial que Estados Unidos ejerce  a  escala mundial y la oleada de populismos de ultraderecha que nos acecha. En cierta manera, todos y cada uno de nosotros nos jugamos algo importante  en el resultado de  la carrera presidencial norteamericana
Más allá de su  comportamiento atrabiliario, faltón y soez que encaja perfectamente en lo que en Asturias calificaríamos  con algunas de las acepciones de “babayu” (eso sí. sin incluir en este caso, el matiz de inocentón y no  peligroso que a veces conlleva el término), la ideología que defiende el candidato republicano no es sino la de un populismo de ultraderecha que sobrepasa las posiciones de ultraderecha del republicanismo  representadas por el sector del  Tea Party.
Esta ideología es una espeluznante combinación de racismo, xenofobia y misoginia que propugna una sociedad norteamericana  basada en la supremacía blanca anglosajona de la que habría que expulsar a todos los inmigrantes que, como los mexicanos son todos  potenciales violadores y ladrones, o los de procedencia árabe y religión musulmana. todos terroristas en potencia. Además su modelo es el de  una sociedad dominada por los hombres como corresponde a su machismo  basado en su creencia de  la inferioridad natural del género femenino que, en realidad y dado su talante rijoso, su principal  papel social  es el de  proporcionar la satisfacción sexual de los hombres.
   En los niveles político y económico, su populismo ultraderechista defiende un nacionalismo a ultranza teñido con un autoritatismo  que en cierta medida va en contra de los valores liberales democráticos  que siempre han dominado el sistema político de  Estados Unidos  desde su creación. No  es casual que su candidatura haya propiciado incluso entre los medios de comunicación del país, el desarrollo de  un  intenso  debate sobre el fascismo, debate  que el candidato republicano sigue alimentando con sus citas a Mussolini o  su sinuosa advertencia de reservarse la opción de aceptar o no el resultado de las elecciones del día 8 de noviembre.
 Ese nacionalismo se traduce en política exterior en un rechazo de  “ la política exterior del poder blando”  con la  que se ha tratado (sobre todo, por los demócratas), de justificar el domino militar y económico  norteamericanos  en el mundo con el objetivo de extender los valores de universales de la libertad y la democracia Esa política exterior  seria  pragmática y realista. Estaría determinada únicamente por los intereses propios norteamericanos, lo que supondría incluso, si esta  no los obstaculiza, la convivencia con la Rusia de Putin, al que Trump admira y del que pretende ser su amigo.
 Del mismo modo en lo económico propugna  un  abandono del apoyo a  la  globalización económica neoliberal y en consecuencia un rechazo a la libertad del comercio exterior, que, en su planteamiento, ha sido una de las casusas de la decadencia  económica norteamericana, y la vuelta a un proteccionismo económico a ultranza.
    ¿ De dónde  sale el gran apoyo  que el proyecto político de Trampa  está teniendo?  Todos los datos que tenemos, parecen indicar que la propuesta populista de ultraderecha del candidato republicano ha activado el apoyo de una gran parte de esa numerosa población que en  el sistema norteamericano  no participa en las urnas y un importante sector de clase trabajadora, incluso la sindicada, localizada en el las regiones del nordeste del país y que ha sido especialmente castigada por las deslocalizaciones derivadas de la  crisis económica, pero también de  otros sectores de las clases populares descontentas con la gestión sesgada que el gobierno norteamericana ha realizado de la crisis financiera , rescatando a las élites financieras y dejando a su suerte  a las capas de trabajadores blancos  pobres y que sufren la competencia desleal  de los inmigrantes.  
La propuestas populistas de Trump, sin embargo, como  la historia ha demostrado en tantas ocasiones, además de ser antidemocráticas e ir contra los derechos humanos universales  reconocidos, más que dar solución a los que  lo apoyan, terminarían por beneficiar solamente al sector de  la élite económica norteamericana del que el candidato republicano forma parte.
(ARTÍCULO DE OPINÓN PUBLICADO EN LA MUEVA ESSPAÑA, DEVIED

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