HISTORIA DEL PERIODISMO ASTURIANO
Julio Antonio Vaquero Iglesias
Como es obvio, los historiadores hemos utilizado profusa y frecuentemente
las fuentes periodísticas asturianas en la reconstrucción de la historia de
Asturias. Pero otra cosa diferente es el tratamiento historiográfico de la
prensa asturiana como objeto de estudio específico. Este último es
prácticamente un campo apenas roturado por la historiografía regional no sólo
en el pasado, sino en tiempos más
recientes cuando esta historia sectorial comenzó a difundirse dentro de la historiografía española. Aunque haya que anotar algunas excepciones notables como son los
casos del estudio de Máximo Fuertes Acevedo en el siglo XIX o en la época
actual la visión general que nos presentó
Manuel F. Avello y, sobre todo, los excelentes trabajos
realizados por Gabriel Santullano y algunos otros trabajos puntuales.
Casi un desierto historiográfico que contrasta más si se examina la
bibliografía española existente sobre este asunto y se constata que ya son
muchas las regiones españolas que tienen
publicadas sus correspondientes
historias de la prensa.
De ahí que el proyecto de la Asociación de la Prensa de Oviedo con la
colaboración de un equipo de investigadores
de la Universidad de Oviedo de cubrir
ese clamoroso vacío promoviendo la realización de una obra que ofreciese
una visión de conjunto de la historia de la prensa asturiana, no sólo sea oportuno, sino también necesario.
Oportuno en el sentido de poner a disposición del público lector interesado en
este tema una obra que todavía no
existía en el mercado editorial. Pero también necesario, como referente, punto
de partida o instrumento previo para servir de base para nuevas investigaciones
sobre este importante campo sectorial de la historiografía en Asturias. Ese
proyecto se ha materializado ya en la aparición este año del primer volumen de
esta obra, Historia de la prensa en Asturias. I. Nace el cuarto poder. La prensa
en Asturias hasta la primera Guerra Mundial. .Oviedo, Asociación de la
Prensa, 2004.
Dentro de este marco temporal, desde los orígenes hasta 1914, la
estructura del libro no responde
exclusivamente, como suele ser habitual en esta clase de historias del
periodismo, a un estricto criterio cronológico, sino que combina este tipo de
enfoque con la aproximación propiamente temática.
Lo que permite - como insinúa más que apunta en su amplio y recopilatorio prólogo
el coordinador académico de la obra, el profesor Jorge Uría- adaptar su
contenido a las limitaciones que ofrece la escasa bibliografía existente y a los
límites que han tenido los autores para
abarcar todas las posibilidades que ofrecen las fuentes. Ese enfoque mixto permite conjugar el análisis de la prensa
asturiana en sus diferentes etapas históricas con el tratamiento puntual de algunos de los aspectos concretos de mayor
interés y más representativos del periodo que abarca el estudio. La
aproximación cronológica se trata en la primera parte del libro. En ella se
incluyen diversos trabajos que abordan
las visiones de conjunto en esas etapas con sendos artículos de Víctor
Rodríguez Infiesta sobre la prensa hasta
el Sexenio democrático y sobre la Restauración y otros sendos trabajos acerca
de la prensa anarquista y socialista de Jairo Fernández Fernández. Las otras
tres partes se dedican respectivamente al análisis de los periódicos asturianos de gran
circulación durante el siglo: El Comercio
( Mª Carmen Fernández Vega), El Noroeste y El Carbayón (Jorge Uría), El Correo de Asturias ( Sergio Sánchez Collantes) y el de la
prensa de Avilés durante este período ( Juan Carlos de la Madrid); los
lenguajes y los temas de la prensa con
trabajos sobre algunos aspectos temáticos concretos de gran interés como
el anticlericalismo ( Pablo Villazón González), los contenidos literarios de El Noroeste( Benigno Delmiro Coto) y la ilustración gráfica
y la fotografía en la prensa asturiana (Mª del Mar Díaz González y
Orlando Campo). Y finalmente la tercera parte tiene como objeto el estudio de los aspectos profesionales de
los periodistas con sendos artículos de
Gabriel Santullano que tratan del oficio de
periodista y de los directores de los periódicos asturianos y otro de
Ana Celia Pereira Mon acerca del nacimiento de la Asociación de la Prensa de
Oviedo.
Es claro que, aunque el origen de la prensa es anterior al siglo XIX, su
desarrollo está vinculado con el
nacimiento y consolidación del liberalismo durante la centuria decimonónica. La
implantación de un sistema político representativo como el liberal, todo lo
limitado que se quiera, pero basado en
el principio representativo, conllevaba la necesidad
de cierta socialización política. Y uno de los objetivos de esa
socialización política era la creación de una opinión publica, que, dada la
limitación censitaria del ejercicio político hasta 1890, el flujo y reflujo de
la libertad de imprenta y sus restricciones cuando existía, no alcanzó durante la mayor
parte del siglo más que a unos determinados sectores sociales restringidos, los
de las “clases medias”. La prensa se concibió, pues, con una predominante
función política que llevó a denominarla como el cuarto poder del Estado y la
clase de prensa dominante durante gran parte del siglo fue la prensa de partido.
Pero esta prensa política, por las propias disfunciones del sistema liberal,
más que reflejar una opinión pública limitada
lo que expresaba era la opinión publicada y fue, en realidad, una
importante palanca de la lucha política para conseguir el acceso
al poder por medios que poco tenían que ver con una limpia lucha electoral.
Durante la primera mitad del siglo, la prensa informativa o literaria
estuvo, en cambio, en gran medida,
subordinada, o tuvo un desarrollo secundario, en relación con esa prensa partidaria. Sin embargo, a partir
de mediados de la centuria, las transformaciones socioeconómicas y las mejoras
de los transportes y las comunicaciones fueron creando la posibilidad de un
atractivo y rentable mercado de noticias al ir apareciendo paulatinamente una mayor demanda y mayores posibilidades para su transmisión.
Comenzaron a surgir, así, los periódicos de información no adscritos a ningún partido o tendencia
política concreta de manera explícita con una predominante función empresarial,
sin que por ello abandonaran su inclinación hacia una u otra ideología o
facción. Son periódicos de mayor tirada
que introducen importantes mejoras técnicas y presentan redacciones más amplias
y especializadas. Esa tendencia continuó e incluso se acentuó durante la
Restauración, apareciendo, dentro de las empresas periodísticas, los primeros
fenómenos de concentración empresarial.
A la vez que alcanzó un gran desarrollo la prensa obrera.
¿Cuál fue la evolución de la
prensa asturiana en relación con esas transformaciones seculares del periodismo
en España? Tal y como nos cuenta este libro, a partir de un origen tardío y de
su escaso desarrollo durante el primer liberalismo (desde la Cortes de Cádiz
hasta el inicio del reinado de Isabel II) como consecuencia del inicial atraso de la región, su evolución durante el
resto del siglo siguió las pautas que hemos descrito para la prensa de Madrid y
las grandes ciudades españolas, a medida que la región se desarrollaba
lentamente y se convertía en uno de los focos industriales del país. Así
tenemos durante la etapa isabelina, al lado de una variada prensa de partido de tendencia
dominantemente moderada como correspondía al predominio del moderantismo en la
región, la aparición en 1856 de un importante y moderno periódico de
información como El Faro Asturiano
con periodicidad diaria y una tirada ya de 1500 ejemplares diarios, información
telegráfica, venta callejera e inclinado políticamente hacia la Unión Liberal. Y
también aparece una rica prensa cultural y literaria. Con algunas revistas
vinculadas, a modo de suplemento, a sus
correspondientes periódicos como fue el caso de la Revista de Asturias en
relación con El Faro Asturiano.
Pero finalizada la etapa del Sexenio democrático, que trajo de nuevo una
eclosión de la prensa política, se reanudó la interrumpida tendencia anterior.
En Asturias con la estabilidad, el conservadurismo y los avances económicos de
la Restauración, se reanudó la orientación hacia la prensa de noticias y los
periódicos- empresa, ajenos a la prensa
de partido, pero con evidentes inclinaciones políticas. Pero también, al calor
del desarrollo minero e industrial y el consiguiente incremento de una clase
obrera depauperada y la consecuente
implantación del socialismo y del anarquismo en las últimas décadas del siglo,
apareció una importante prensa obrera.
Además de esos periódicos anarquistas y socialistas, la Restauración es, pues,
en Asturias la etapa de la creación en Gijón, Oviedo, Avilés de los periódicos
diarios de gran circulación y con una moderna infraestructura técnica: El Carbayón (de tendencia conservadora
en una primera etapa y después clerical) y
El Correo de Asturias( liberal
progresista) en Oviedo; El Comercio
(defensor de los intereses de la burguesía local y regional) y El
Noroeste ( primero republicano y
después melquiadista) en Gijón.
Todos estos periódicos se analizan en el libro en sus aspectos técnicos,
empresariales y, sobre todo, sus contenidos, incluyendo sus actitudes ante el
movimiento obrero. Es de destacar la convincente interpretación de Jorge Uría, a través del análisis de contenidos, del significado de la etapa
clerical de El Carbayón. Dirigido de
facto por el canónigo Arboleya, promotor del denominado “catolicismo social”,
éste pretendió dar al periódico cierto
aire de modernidad, en el marco de un periódico- empresa, orientándolo hacia
una defensa y difusión de las posiciones de la Iglesia en términos moderados y
con una actitud social más avanzada que la tradicional de la Iglesia ante el
movimiento obrero. Pero terminó derivando hacia unas extremadas posturas
polemistas y beligerantes en sus campañas, ataques, réplicas a los socialistas de La Aurora Social y a los republicanos y melquiadistas de El Noroeste,
a la vez que sus posiciones ante el problema obrero dejan ver las limitaciones
de su “catolicismo social”. Por su parte, como muestran los trabajos de Uría y
Delmiro Coto, fue El Noroeste, el periódico que alcanzó mayor nivel intelectual y
literario acogiendo como colaboradores una pléyade de prestigiosas firmas de nivel nacional: Galdós, Benavente, Blasco
Ibáñez, Alfredo Calderón, Labra, Azcárate, Castelar, Salmerón, los miembros del
Grupo de Oviedo, con Clarín a la cabeza, etcétera.
Lentos fueron a lo largo del siglo XIX los avances en la
profesionalización del oficio de periodista, mal pagado, eventual y lleno de
peligros, como nos muestran los novedosos trabajos que presenta aquí Gabriel
Santullano. Y fue, en realidad esa precariedad más que notorios avances en su profesionalización la que llevó
al asociacionismo de los periodistas en España, que se concretó con cierto
retraso en Asturias, según nos cuenta Ana Celia Pereira, con la creación de la Asociación de la prensa
diaria de Oviedo y la de Gijón a principios del nuevo siglo.
En conclusión, este libro nos
permite trazar, como hemos intentado hacer aquí a grandes rasgos, las líneas
maestras de la evolución del periodismo asturiano a lo largo del siglo XIX y
deducir sus coincidencias y peculiaridades respecto a la evolución del
periodismo español. Sin embargo, no se puede considerar todavía como una
síntesis de la historia del periodismo asturiano del siglo XIX (“periodismo
asturiano” quizás sería una expresión más acertada que la de periodismo en
Asturias que se emplea en el libro). Visión general que nos permite distinguir,
además, lo que sabemos y lo que nos falta por conocer sobre esa historia. Y, con su luz,
parece claro que es ingente la tarea que queda todavía para rellenar todos los vacíos
que existen. Este libro, por otra parte, nos demuestra la sólida tradición en
que se basa el buen nivel del periodismo asturiano de hoy. Lo que es a su vez un factor más para explicar la
alta demanda que esta profesión tiene actualmente entre nuestros universitarios
que, desgraciadamente, deben marcharse fuera de la región para realizar estos
estudios. Aspectos ambos- tradición y demanda- que ponen en evidencia, por un
lado, la conveniencia de la creación en nuestra Universidad de una Facultad de
Ciencias de la Información. Y, por otro, la necesidad de prestar una atención
más cuidadosa hacia nuestro patrimonio hemerográfico. Al menos, es fácil
suponer que, de haber existido una y otra cosa, el profundo desconocimiento de
la historia del periodismo asturiano que hemos ido arrastrando, como demuestra
este libro, no se habría producido.
AQUELLOS PERIÓDICOS
J.A.V.I
¿Qué
características tenían aquellos
periódicos asturianos de gran circulación que fueron apareciendo en la segunda
mitad del siglo XIX? Eran periódicos de entre 4/6 páginas que no tenían todavía
secciones fijas. Sus tiradas estaban, en 1913, entre los 10.000 ejemplares
diarios de El Noroeste y los 6000 de El Carbayón y El
Correo de Asturias, pasando por los 8000 de El Comercio. Su distribución se realizaba a través de suscripciones
y venta directa en la calle. El coste andaba en torno a las
tres pesetas y media al trimestre como era el caso de El Correo de Asturias. Entre los
contenidos fijos, como modo de atraer a los compradores, todos ofrecían
folletines en sus páginas y, al menos, en El
Noroeste ya se comenzó a utilizar los regalos como promoción para la venta.
Frente a la periodicidad semanal dominante en la etapa anterior, estos
periódicos eran diarios con una edición de mañana. La publicidad era ya una de las fuentes básicas de sus
ingresos. Publicidad que era esencialmente de productos de consumo o de servicios para las clases medias. Además de insertar ya
anuncios privados de compraventa y
esquelas mortuorias. La parte gráfica fue aumentando poco a poco y se insertaron chistes, caricaturas y
figuras de personajes e incluso ya a comienzo del nuevo siglo la fotografía,
pero de modo limitado. Tenían corresponsales en las principales villas de la
región e incluso algunos en Madrid. Casi todos contaron con imprenta propia y
el telégrafo fue el medio esencial de la recepción de noticias cuyo origen
estaba ya en dos agencias que las proporcionaban como fueron la agencias Fabra
y Mencheta.
(Publicado en
suplemento cultural de La Nueva España, de Oviedo)
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