lunes, 24 de octubre de 2016

HISTORIA DEL PERIODISMO ASTURIANO
                                                        Julio Antonio Vaquero Iglesias



Como es obvio, los historiadores hemos utilizado profusa y frecuentemente las fuentes periodísticas asturianas en la reconstrucción de la historia de Asturias. Pero otra cosa diferente es el tratamiento historiográfico de la prensa asturiana como objeto de estudio específico. Este último es prácticamente un campo apenas roturado por la historiografía regional no sólo en el pasado, sino  en tiempos más recientes cuando esta historia sectorial comenzó a difundirse dentro de  la historiografía española. Aunque  haya que anotar  algunas excepciones notables como son los casos del estudio de Máximo Fuertes Acevedo en el siglo XIX o en la época actual la visión general que nos presentó  Manuel F. Avello y, sobre todo, los excelentes  trabajos  realizados por Gabriel Santullano y algunos otros trabajos puntuales. Casi un desierto historiográfico que contrasta más si se examina la bibliografía española existente sobre este asunto y se constata que ya son muchas las regiones españolas que  tienen publicadas  sus correspondientes historias de la prensa.
De ahí que el proyecto de la Asociación de la Prensa de Oviedo con la colaboración de un equipo de investigadores  de la Universidad de Oviedo de cubrir  ese clamoroso vacío promoviendo la realización de una obra que ofreciese una visión de conjunto de la historia de la prensa asturiana,  no sólo sea oportuno, sino también necesario. Oportuno en el sentido de poner a disposición del público lector interesado en este tema  una obra que todavía no existía en el mercado editorial. Pero también necesario, como referente, punto de partida o instrumento previo para servir de base para nuevas investigaciones sobre este importante campo sectorial de la historiografía en Asturias. Ese proyecto se ha materializado ya en la aparición este año del primer volumen de esta obra, Historia de la prensa en Asturias. I. Nace el cuarto poder. La prensa en Asturias hasta la primera Guerra Mundial. .Oviedo, Asociación de la Prensa, 2004.
Dentro de este marco temporal, desde los orígenes hasta 1914, la estructura del libro  no responde exclusivamente, como suele ser habitual en esta clase de historias del periodismo, a un estricto criterio cronológico, sino que combina este tipo de enfoque con la aproximación  propiamente temática. Lo que permite - como insinúa más que apunta en su amplio y recopilatorio prólogo el coordinador académico de la obra, el profesor Jorge Uría- adaptar su contenido a las limitaciones que ofrece la escasa bibliografía existente y a los límites  que han tenido los autores para abarcar todas las posibilidades que ofrecen las fuentes. Ese  enfoque mixto  permite conjugar el análisis de la prensa asturiana en sus diferentes etapas históricas con el tratamiento puntual de  algunos de los aspectos concretos de mayor interés y más representativos del periodo que abarca el estudio. La aproximación cronológica se trata en la primera parte del libro. En ella se incluyen diversos trabajos que  abordan las visiones de conjunto en esas etapas con sendos artículos de Víctor Rodríguez Infiesta  sobre la prensa hasta el Sexenio democrático y sobre la Restauración y otros sendos trabajos acerca de la prensa anarquista y socialista de Jairo Fernández Fernández. Las otras tres partes se dedican respectivamente al análisis  de los periódicos asturianos de gran circulación durante el siglo: El Comercio ( Mª Carmen  Fernández Vega), El Noroeste y El Carbayón (Jorge Uría), El Correo de Asturias ( Sergio Sánchez Collantes) y el de la prensa de Avilés durante este período ( Juan Carlos de la Madrid); los lenguajes y los temas de la prensa con  trabajos sobre algunos aspectos temáticos concretos de gran interés como el anticlericalismo ( Pablo Villazón González), los contenidos literarios de  El Noroeste( Benigno Delmiro Coto) y la ilustración  gráfica  y la fotografía en la prensa asturiana (Mª del Mar Díaz González y Orlando Campo). Y finalmente la tercera parte tiene como objeto  el estudio de los aspectos profesionales de los periodistas con sendos artículos  de Gabriel Santullano que tratan del oficio de  periodista y de los directores de los periódicos asturianos y otro de Ana Celia Pereira Mon acerca del nacimiento de la Asociación de la Prensa de Oviedo.
Es claro que, aunque el origen de la prensa es anterior al siglo XIX, su desarrollo  está vinculado con el nacimiento y consolidación del liberalismo durante la centuria decimonónica. La implantación de un sistema político representativo como el liberal, todo lo limitado que se quiera,  pero basado en el principio  representativo, conllevaba  la necesidad  de cierta socialización política. Y uno de los objetivos de esa socialización política era la creación de una opinión publica, que, dada la limitación censitaria del ejercicio político hasta 1890, el flujo y reflujo de la libertad de imprenta y sus restricciones  cuando existía, no alcanzó durante la mayor parte del siglo más que a unos determinados sectores sociales restringidos, los de las “clases medias”. La prensa se concibió, pues, con una predominante función política que llevó a denominarla como el cuarto poder del Estado y la clase de prensa dominante durante gran parte del siglo fue la prensa de partido. Pero esta prensa política, por las propias disfunciones del sistema liberal, más que reflejar una  opinión pública limitada lo que expresaba era la opinión publicada y fue, en realidad, una importante  palanca  de la lucha política para conseguir el acceso al poder por medios que poco tenían que ver con una limpia  lucha electoral.
Durante la primera mitad del siglo, la prensa informativa o literaria estuvo, en cambio, en gran medida,  subordinada, o tuvo un desarrollo secundario, en relación con  esa prensa partidaria. Sin embargo, a partir de mediados de la centuria, las transformaciones socioeconómicas y las mejoras de los transportes y las comunicaciones fueron creando la posibilidad de un atractivo y rentable mercado de noticias al ir apareciendo  paulatinamente una mayor demanda y  mayores posibilidades para su transmisión. Comenzaron a surgir, así, los periódicos de información no  adscritos a ningún partido o tendencia política concreta de manera explícita con una predominante función empresarial, sin que por ello abandonaran su inclinación hacia una u otra ideología o facción. Son  periódicos de mayor tirada que introducen importantes mejoras técnicas y presentan redacciones más amplias y especializadas. Esa tendencia continuó e incluso se acentuó durante la Restauración, apareciendo, dentro de las empresas periodísticas, los primeros fenómenos de concentración  empresarial. A la vez que alcanzó un gran desarrollo la prensa obrera.
 ¿Cuál fue la evolución de la prensa asturiana en relación con esas transformaciones seculares del periodismo en España? Tal y como nos cuenta este libro, a partir de un origen tardío y de su escaso desarrollo durante el primer liberalismo (desde la Cortes de Cádiz hasta el inicio del reinado de Isabel II) como consecuencia del inicial  atraso de la región, su evolución durante el resto del siglo siguió las pautas que hemos descrito para la prensa de Madrid y las grandes ciudades españolas, a medida que la región se desarrollaba lentamente y se convertía en uno de los focos industriales del país. Así tenemos durante la etapa isabelina, al lado de  una variada prensa de partido de tendencia dominantemente moderada como correspondía al predominio del moderantismo en la región, la aparición en 1856 de un importante y moderno periódico de información como El Faro Asturiano con periodicidad diaria y una tirada ya de 1500 ejemplares diarios, información telegráfica, venta callejera e inclinado políticamente hacia la Unión Liberal. Y también aparece una rica prensa cultural y literaria. Con algunas revistas vinculadas, a  modo de suplemento, a sus correspondientes periódicos como fue el caso de la Revista de Asturias  en relación con  El Faro Asturiano.
Pero finalizada la etapa del Sexenio democrático, que trajo de nuevo una eclosión de la prensa política, se reanudó la interrumpida tendencia anterior. En Asturias con la estabilidad, el conservadurismo y los avances económicos de la Restauración, se reanudó la orientación hacia la prensa de noticias y los periódicos- empresa,  ajenos a la prensa de partido, pero con evidentes inclinaciones políticas. Pero también, al calor del desarrollo minero e industrial y el consiguiente incremento de una clase obrera depauperada y  la consecuente implantación del socialismo y del anarquismo en las últimas décadas del siglo, apareció  una importante prensa obrera. Además de esos periódicos anarquistas y socialistas, la Restauración es, pues, en Asturias la etapa de la creación en Gijón, Oviedo, Avilés de los periódicos diarios de gran circulación y con una moderna infraestructura técnica: El Carbayón (de tendencia conservadora en una primera etapa y después clerical) y El Correo de Asturias( liberal progresista) en Oviedo; El Comercio (defensor de los intereses de la burguesía local y regional) y El Noroeste ( primero republicano y después melquiadista) en Gijón.
Todos estos periódicos se analizan en el libro en sus aspectos técnicos, empresariales y, sobre todo, sus contenidos, incluyendo sus actitudes ante el movimiento obrero. Es de destacar la convincente interpretación de  Jorge Uría, a través del análisis de  contenidos, del significado de la etapa clerical de El Carbayón. Dirigido de facto por el canónigo Arboleya, promotor del denominado “catolicismo social”, éste  pretendió dar al periódico cierto aire de modernidad, en el marco de un periódico- empresa, orientándolo hacia una defensa y difusión de las posiciones de la Iglesia en términos moderados y con una actitud social más avanzada que la tradicional de la Iglesia ante el movimiento obrero. Pero terminó derivando hacia unas extremadas posturas polemistas y beligerantes en sus campañas, ataques, réplicas  a los socialistas de La Aurora Social y a los republicanos y melquiadistas de El Noroeste, a la vez que sus posiciones ante el problema obrero dejan ver las limitaciones de su “catolicismo social”. Por su parte, como muestran los trabajos de  Uría  y Delmiro Coto, fue  El Noroeste, el periódico que alcanzó mayor nivel intelectual y literario acogiendo como colaboradores una pléyade de  prestigiosas firmas de  nivel nacional: Galdós, Benavente, Blasco Ibáñez, Alfredo Calderón, Labra, Azcárate, Castelar, Salmerón, los miembros del Grupo de Oviedo, con Clarín a la cabeza, etcétera.
Lentos fueron a lo largo del siglo XIX los avances en la profesionalización del oficio de periodista, mal pagado, eventual y lleno de peligros, como nos muestran los novedosos trabajos que presenta aquí Gabriel Santullano. Y fue, en realidad esa precariedad más que notorios  avances en su profesionalización la que llevó al asociacionismo de los periodistas en España, que se concretó con cierto retraso en Asturias, según nos cuenta Ana Celia Pereira,  con la creación de la Asociación de la prensa diaria de Oviedo y la de Gijón a principios del nuevo siglo.            
            En conclusión, este libro nos permite trazar, como hemos intentado hacer aquí a grandes rasgos, las líneas maestras de la evolución del periodismo asturiano a lo largo del siglo XIX y deducir sus coincidencias  y  peculiaridades respecto a la evolución del periodismo español. Sin embargo, no se puede considerar todavía como una síntesis de la historia del periodismo asturiano del siglo XIX (“periodismo asturiano” quizás sería una expresión más acertada que la de periodismo en Asturias que se emplea en el libro). Visión general que nos permite distinguir, además, lo que sabemos y lo que nos falta por  conocer sobre esa historia. Y, con su luz, parece claro que es ingente la tarea que queda todavía para rellenar todos los vacíos que existen. Este libro, por otra parte, nos demuestra la sólida tradición en que se basa el buen nivel del periodismo asturiano de hoy. Lo que  es a su vez un factor más para explicar la alta demanda que esta profesión tiene actualmente entre nuestros universitarios que, desgraciadamente, deben marcharse fuera de la región para realizar estos estudios. Aspectos ambos- tradición y demanda- que ponen en evidencia, por un lado, la conveniencia de la creación en nuestra Universidad de una Facultad de Ciencias de la Información. Y, por otro, la necesidad de prestar una atención más cuidadosa hacia nuestro patrimonio hemerográfico. Al menos, es fácil suponer que, de haber existido una y otra cosa, el profundo desconocimiento de la historia del periodismo asturiano que hemos ido arrastrando, como demuestra este libro, no se habría producido.
                                          AQUELLOS PERIÓDICOS  
                                                                 J.A.V.I
            ¿Qué características  tenían aquellos periódicos asturianos de gran circulación que fueron apareciendo en la segunda mitad del siglo XIX? Eran periódicos de entre 4/6 páginas que no tenían todavía secciones fijas. Sus tiradas estaban, en 1913, entre los 10.000 ejemplares diarios de  El Noroeste y los 6000 de  El Carbayón  y El Correo de Asturias, pasando por los 8000 de El Comercio. Su distribución se realizaba a través de suscripciones y venta directa en la calle. El coste  andaba en torno a  las  tres pesetas y media al trimestre como era el caso de El Correo de Asturias. Entre los contenidos fijos, como modo de atraer a los compradores, todos ofrecían folletines en sus páginas y, al menos, en El Noroeste ya se comenzó a utilizar los regalos como promoción para la venta. Frente a la periodicidad semanal dominante en la etapa anterior, estos periódicos eran diarios con una edición de mañana. La publicidad era  ya una de las fuentes básicas de sus ingresos. Publicidad que era esencialmente de productos de consumo o de servicios  para las clases medias. Además de insertar ya anuncios privados  de compraventa y esquelas mortuorias. La parte gráfica fue aumentando poco a poco  y se insertaron chistes, caricaturas y figuras de personajes e incluso ya a comienzo del nuevo siglo la fotografía, pero de modo limitado. Tenían corresponsales en las principales villas de la región e incluso algunos en Madrid. Casi todos contaron con imprenta propia y el telégrafo fue el medio esencial de la recepción de noticias cuyo origen estaba ya en dos agencias que las proporcionaban como fueron la agencias Fabra y Mencheta.   

(Publicado en suplemento cultural de La Nueva España, de Oviedo)  

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