sábado, 5 de febrero de 2022

 

 

     VERGÜENZA EN EL PARLAMENTO

                   Julio Antonio Vaquero Iglesias

Nuestros políticos se preguntan a veces por qué muchos ciudadanos abominan de la política actual y de nuestros políticos en general. La respuesta la tienen clara y evidente en el último rifirrafe que se ha desarrollado en nuestro Parlamento con motivo de la votación de convalidación del decreto de reforma laboral.

  Que dos diputados con nocturnidad y alevosía hayan votado negativamente el mencionado decreto después de que su partido UPN llegase al acuerdo con la coalición gobernante de apoyarlo con sus votos, manteniendo en secreto su última decisión  no sólo es la demostración de la ínfima calidad moral de tales personajes, sino también pone en la picota esa práctica extendida en nuestro parlamentarismo de llegar a acuerdos con concesiones que no tienen nada que ver con la medida legislativa a aprobar para lograr su aquiescencia.

 Del mismo modo que el voto negativo  al mencionado decreto de los partidos de izquierda y nacionalistas no por razones directamente relacionadas con su contenido, sino por puro tacticismo relacionado con otros problemas e intereses políticos, es la demostración de una actitud que degrada la práctica política y la convierte en mercado persa en el que su prioridad política son sus intereses partidistas  y no las personas y sus derechos.

 De la actitud del partido de la derecha (de la que manifiesta el de la ultraderecha no merece ni siquiera mención), se deduce  que es muy plausible pensar que ya sabía previamente la determinación del voto de los dos diputados del no   del partido derechista navarro y está en plena concordancia con sus política de obstruccionismo político al que subordina los intereses de la ciudadanía y del país, poniendo por delante como sea su acceso al poder.

 Su propia actitud tras el fiasco ocurrido con la votación por el error de uno de sus dirigentes estrechamente vinculado a su líder, el señor García Egea, con sus acusaciones de pucherazo al gobierno, no sólo son un indicio razonable de lo que el partido de la derecha esperaba que se produjese, sino la continuidad de su práctica de obstrucción política como sea y a costa de lo que sea que no reconoce siquiera que las normas que impiden cambiar el sentido del voto de su diputado no son sino unas garantías estrictas para que se mantenga la pureza formal del escrutinio democrático. Las formas y no sólo el fondo del sistema democrático son condición imprescindible para mantener la pureza del mismo.

  El impresentable y lamentable espectáculo que hemos presenciado en el Congreso de los Diputados con la votación de la aprobación del  referido decreto, a quien más perjudica es, sin duda, a nuestro sistema democrático y no deja de ser un golpe más en el descrédito que éste poco a poco va acumulando entre la ciudadanía y que puede suponer, si no  se ponen remedios adecuados, un grave alejamiento de un importante sector de ella del sistema democrático del que sería beneficiario sin duda VOX con el peligro de la amenaza de involución que esto puede suponer para nuestro país.  

(Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)         

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