viernes, 18 de febrero de 2022









NI  AYUSO NI CASADO

                  JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

  Tras el bochornoso espectáculo del Congreso por la convalidación del decreto de la reforma laboral,  se desencadena ahora otro en el seno del PP con el enfrentamiento, más parece un duelo a muerte en el Ok Corral, entre la trumpista presidenta  de la Comunidad de Madrid, teledirigida por MAR ( Miguel Ángel Rodríguez) y el presidente de su partido, el señor Casado. Su enfrentamiento político por controlar el sillón del partido conservador, ha estallado ahora en este escándalo político que tiene como motivo la concesión de un contrato en medio de lo más grave de la pandemia para abastecer de mascarillas a IFEMA. Contrato en el que actuó como intermediario el hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, llevándose una suculenta comisión.

 Es claro que la actuación de Díaz Ayuso en este asunto, si no es constitutivo de un presunto delito, lo que tendrán que decidir los tribunales, es éticamente reprobable. No parece otra cosa que una actitud que, al modo de las maniobras de Trump en su etapa de gobierno, se salta todas las normas escritas y no escritas que debe seguir una gobernanza responsable, para conseguir sus intereses, por otra parte legítimos de asumir el liderazgo en su partido político, a base de golpes de efecto, medidas populistas y estrategias sofisticadas diseñadas por un asesor maquiavélico.

  Pero no le va a la zaga su oponente el señor Casado. Resulta que fue elegido para poner fin a la corrupción institucionalizada de su partido y ha seguido con planteamientos y estrategias muy parecidas a las de su antecesor. Su conocimiento de la presunta acción ilegítima de su contendiente en vez de ponerla en conocimiento de los tribunales correspondientes por si efectivamente lo era, lo que hizo fue ocultarla y tratar de utilizarla para desbancar definitivamente a su oponente política, lo que nos trae ciertos recuerdos (malos) de la actuación del gobierno de Rajoy con su extesorero. Su falta de visión política (cómo puede tenerla con personajes de la mediocre talla de su segundo, el señor García Egea, como consejero áulico).

 La gran tragedia de nuestro país es que en esta coyuntura política, social y económica tan difícil que estamos atravesando, no tenemos políticos  de la talla que sería necesaria para enfrentarse a nuestros innumerables y graves problemas. Y lo cierto es que  nuestro sistema político para funcionar y ser estable, sin que esto no suponga volver a un bipartidismo reduccionista, necesita de la existencia de un partido conservador que, entre otras cosas, pueda servir para evitar que un sector de ciudadanos se eche en manos de la extrema derecha. Está claro que Vox está más en la línea de la trumpista Díaz Ayuso que con Casado, como estamos viendo en esta crisis  de fondo del partido de la derecha.

 Y desde luego Casado no parece el líder adecuado para llevar a cabo ese papel político trascendental en la coyuntura actual de contener a la extrema derecha. Su política de obstruccionismo de cortas miras a costa de lo que sea en estas circunstancias  difíciles con el objetivo  de llegar  al poder lo más rápido posible, es una palpable prueba de ello.

  El PP perdería una gran oportunidad si no aprovechase esta crisis estructural para renovarse con otros líderes que  supieran enfrentarse con miras más elevadas a esta endiablada situación que vivimos.                             

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario