NI AYUSO NI CASADO
JULIO
ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Tras el bochornoso espectáculo del Congreso por la convalidación del
decreto de la reforma laboral, se
desencadena ahora otro en el seno del PP con el enfrentamiento, más parece un
duelo a muerte en el Ok Corral, entre la trumpista presidenta de la Comunidad de Madrid, teledirigida por
MAR ( Miguel Ángel Rodríguez) y el presidente de su partido, el señor Casado.
Su enfrentamiento político por controlar el sillón del partido conservador, ha
estallado ahora en este escándalo político que tiene como motivo la concesión
de un contrato en medio de lo más grave de la pandemia para abastecer de
mascarillas a IFEMA. Contrato en el que actuó como intermediario el hermano de
la presidenta de la Comunidad de Madrid, llevándose una suculenta comisión.
Es claro que la actuación de Díaz Ayuso en
este asunto, si no es constitutivo de un presunto delito, lo que tendrán que
decidir los tribunales, es éticamente reprobable. No parece otra cosa que una
actitud que, al modo de las maniobras de Trump en su etapa de gobierno, se
salta todas las normas escritas y no escritas que debe seguir una gobernanza
responsable, para conseguir sus intereses, por otra parte legítimos de asumir
el liderazgo en su partido político, a base de golpes de efecto, medidas
populistas y estrategias sofisticadas diseñadas por un asesor maquiavélico.
Pero no le va a la zaga su oponente el señor Casado. Resulta que fue
elegido para poner fin a la corrupción institucionalizada de su partido y ha
seguido con planteamientos y estrategias muy parecidas a las de su antecesor.
Su conocimiento de la presunta acción ilegítima de su contendiente en vez de
ponerla en conocimiento de los tribunales correspondientes por si efectivamente
lo era, lo que hizo fue ocultarla y tratar de utilizarla para desbancar definitivamente
a su oponente política, lo que nos trae ciertos recuerdos (malos) de la
actuación del gobierno de Rajoy con su extesorero. Su falta de visión política
(cómo puede tenerla con personajes de la mediocre talla de su segundo, el señor
García Egea, como consejero áulico).
La gran tragedia de nuestro país es que en
esta coyuntura política, social y económica tan difícil que estamos
atravesando, no tenemos políticos de la
talla que sería necesaria para enfrentarse a nuestros innumerables y graves
problemas. Y lo cierto es que nuestro
sistema político para funcionar y ser estable, sin que esto no suponga volver a
un bipartidismo reduccionista, necesita de la existencia de un partido
conservador que, entre otras cosas, pueda servir para evitar que un sector de
ciudadanos se eche en manos de la extrema derecha. Está claro que Vox está más
en la línea de la trumpista Díaz Ayuso que con Casado, como estamos viendo en
esta crisis de fondo del partido de la
derecha.
Y desde luego Casado no parece el líder adecuado
para llevar a cabo ese papel político trascendental en la coyuntura actual de
contener a la extrema derecha. Su política de obstruccionismo de cortas miras a
costa de lo que sea en estas circunstancias
difíciles con el objetivo de
llegar al poder lo más rápido posible,
es una palpable prueba de ello.
El PP perdería una gran oportunidad si no aprovechase esta crisis
estructural para renovarse con otros líderes que supieran enfrentarse con
miras más elevadas a esta endiablada situación que vivimos.
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