LODAZAL
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Los
españoles contemplamos atónitos estos días el espectáculo degradante y bochornoso en que se ha convertido la
actividad política. Cuando más necesitábamos ante la coyuntura endiablada que
nos traído la pandemia unas políticas de acuerdos y consenso entre nuestros representantes
con las cesiones que fueran necesarias de
unos y otros para tratar de salir lo mejor parados de esta crítica situación
por la que atravesamos, lo que vemos asombrados es una lucha sin cuartel entre
ellos para hacerse o mantenerse en el poder a costa de lo que sea: el insulto,
el transfuguismo a cambio de prebendas, la convocatoria de elecciones para
tratar de salvar el pellejo, la degradación personal, la corrupción descarada… . Esto es, han
convertido la vida política en un verdadero lodazal.
La gran contradicción que supone este degradado clima político es la de
que en estos momentos cruciales para
nuestro país, como para todo el mundo, en los que más necesitados estamos de
políticos de altura de miras y capacidad de acción, la mayor parte de los
dirigentes de la “clase” política española no está a la altura de las graves
circunstancias por las que estamos
atravesando.
¿ Cómo es posible que un político como el señor Cantó haya pasado por cuatro
partidos diferentes practicando un transfuguismo sistemático criticando
acerbamente desde cada uno de ellos a los demás
partidos a los que posteriormente se ha incorporado? ¿Cómo es
posible que la amenaza de un voto de censura en la autonomía murciana termine
originando una convocatoria de elecciones en la Comunidad madrileña con el
objeto de evitar el que podría haberse originado en la Asamblea madrileña? ¿Es
democrático admitir el transfuguismo que conlleva la compra de los votos de
algunos representantes políticos de otras formaciones para tratar de evitar el éxito de una moción de censura?
Y, además, a los ciudadanos se
nos cae la cara de vergüenza ajena estos días ante el bochornoso espectáculo que están dando los
líderes del PP en sus declaraciones en el juicio de Bárcenas sobre la
existencia o no de la contabilidad real de su partido para ocultar el pago de
sobresueldos de los líderes del partido con ingresos procedentes de corruptos
empresarios para lograr concesiones de obras públicas.
Mientras Aznar se reafirma con su
habitual actitud de soberbia en la enésima negación de su carrera
política (como las de la inexistencia de las armas de destrucción masiva en Irak o la de la autoría de los atentados yihadistas de Atocha) y no
admite la existencia de la doble contabilidad del partido creada durante su
mandato como ha establecido ya la
Justicia, su sucesor Rajoy tira balones
fuera con su peculiar lenguaje de enhebrar frases que no dicen nada, verdaderas
tautologías que son ininteligibles para el común de los mortales.
Del mismo modo que sería
necesario, entre otras medidas, promulgar una ley que establezca los límites y
responsabilidades de la Corona para tratar de evitar comportamientos inaceptables como los que ha
protagonizado el rey emérito, también lo sería exigir constitucionalmente el funcionamiento
democrático de los partidos para tratar de evitar el cáncer del transfuguismo estableciendo un
sistema electoral de listas abiertas
para impedir, o al menos dificultar, situaciones ignominiosas como las que están
protagonizando el mencionado señor Cantó y los otros mercaderes que pululan por nuestra vida política.
Desde luego, la regeneración democrática de
nuestra democracia es una necesidad imperiosa, si no queremos que sea el populismo derechista antidemocrático
que representa VOX el que termine aprovechándose de sus evidentes disfunciones.
(PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE
OPINIÓN DE “LANUEVA ESPAÑA”, DE OVIEDO
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