miércoles, 31 de marzo de 2021


 

 

 

 

                                                        LODAZAL

                JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 

  Los españoles contemplamos atónitos estos días el espectáculo degradante  y bochornoso en que se ha convertido la actividad política. Cuando más necesitábamos ante la coyuntura endiablada que nos traído la pandemia unas políticas de acuerdos y consenso entre nuestros representantes  con las cesiones que fueran necesarias de unos y otros para tratar de salir lo mejor parados de esta crítica situación por la que atravesamos, lo que vemos asombrados es una lucha sin cuartel entre ellos para hacerse o mantenerse en el poder a costa de lo que sea: el insulto, el transfuguismo a cambio de prebendas, la convocatoria de elecciones para tratar de salvar el pellejo, la degradación personal,  la corrupción descarada… . Esto es, han convertido la vida política en un verdadero lodazal.

 La gran contradicción que supone  este degradado clima político es la de que  en estos momentos cruciales para nuestro país, como para todo el mundo, en los que más necesitados estamos de políticos de altura de miras y capacidad de acción, la mayor parte de los dirigentes de la “clase” política española no está a la altura de las graves circunstancias  por las que estamos atravesando. 

    ¿ Cómo es posible que  un político como  el señor Cantó haya pasado por cuatro partidos diferentes practicando un transfuguismo sistemático criticando acerbamente desde cada uno de ellos a los demás  partidos a los  que  posteriormente se ha incorporado? ¿Cómo es posible que la amenaza de un voto de censura en la autonomía murciana termine originando una convocatoria de elecciones en la Comunidad madrileña con el objeto de evitar el que podría haberse originado en la Asamblea madrileña? ¿Es democrático admitir el transfuguismo que conlleva la compra de los votos de algunos representantes políticos de otras formaciones  para tratar de evitar  el éxito de una moción de censura?

   Y, además, a los ciudadanos   se nos cae la cara de vergüenza ajena estos días ante el  bochornoso espectáculo que están dando los líderes del PP en sus declaraciones en el juicio de Bárcenas sobre la existencia o no de la contabilidad real de su partido para ocultar el pago de sobresueldos de los líderes del partido con ingresos procedentes de corruptos empresarios para lograr concesiones de obras públicas.

Mientras Aznar se reafirma con su habitual  actitud de  soberbia en la enésima negación de su carrera política (como las de la inexistencia de las armas  de destrucción masiva  en Irak  o la de la autoría  de los atentados yihadistas de Atocha) y no admite la existencia de la doble contabilidad del partido creada durante su mandato como ha establecido ya  la Justicia, su  sucesor Rajoy tira balones fuera con su peculiar lenguaje de enhebrar frases que no dicen nada, verdaderas tautologías que son ininteligibles para el común de los mortales.

   Del mismo modo que  sería necesario, entre otras medidas, promulgar una ley que establezca los límites y responsabilidades de la Corona para tratar de evitar  comportamientos inaceptables como los que ha protagonizado el rey emérito, también lo sería exigir  constitucionalmente el funcionamiento democrático de los partidos para tratar de evitar  el cáncer del transfuguismo estableciendo un sistema electoral de  listas abiertas para impedir, o al menos dificultar, situaciones ignominiosas como las que están protagonizando el mencionado señor Cantó y los otros mercaderes  que pululan por nuestra vida política.

        Desde luego, la regeneración democrática de nuestra democracia es una necesidad imperiosa, si no queremos que  sea el populismo derechista antidemocrático que representa VOX el que termine aprovechándose de sus evidentes disfunciones.

(PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE “LANUEVA ESPAÑA”, DE OVIEDO

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