Hitler.
Solo el mundo bastaba.
Barcelona, 2021
La última gran biografía de Hitler
proporciona una visión diferente del dictador y su régimen a contracorriente de
la dominante en la historiografía actual
UNA POLÉMICA BIOGRAFÍA DE
HITLER
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
En la oceánica bibliografía existente
sobre el dictador nazi y el Tercer Reich,
la biografía de Iam Kershaw ( dos
volúmenes, 2000 y 2005) marcó un hito y un camino para la mayor parte de los
estudios posteriores sobre Hitler y su historia. Kershaw no escribió “una
biografía de Hitler sino una historia de Hitler”, como ha escrito otro gran
estudioso del Tercer Reich, Richard Evans. Esto es, la explicación de la figura
y la obra del dictador a través del
proceso histórico que lo alumbró y con ello la del carácter racista y
hegemónico que tuvo y pretendió imponer su régimen.
Esta reciente y última biografía de Hitler del catedrático de Historia
de la Relaciones Internacionales de la
Universidad de Cambridge, Brendan Simms, Hitler. Solo el mundo bastaba (2019), se aparta radicalmente de aquella orientación e interpretación derivadas
de la obra de Kershaw y pretende dar una
explicación diferente de la vida y la obra del dictador nazi. Construye así una
nueva y polémica interpretación de su visión del mundo y su pensamiento político y desde ella intenta dar una visión diferente del personaje y sus doce años de
dominio sobre Europa y de amenaza sobre el mundo. Hasta tal punto que llega a mantener
que si su interpretación es la acertada
debería incluso hacerse una revisión total de las interpretaciones históricas
anteriores que se han propuesto sobre Hitler y su Tercer Reich.
¿ En
qué consiste esa enmienda a la totalidad de la historia del dictador nazi y su
obra?
Simms no acepta la idea dominante de la historiografía anterior de que
Hitler y su Tercer Reich fueron predominantemente una reacción contra el
bolchevismo y la Revolución rusa, sino realmente contra el dominio de Angloamérica ( sobre todo, de los Estados Unidos que a
través de la emigración alemana se estaba llevando lo mejor de la población
alemana) y el capitalismo global que aquellos países expandían. Y que esa
situación crítica de Alemania sólo podría solucionarse convirtiéndose de nuevo
en una gran potencia a través de la expansión hacia el Este: el lebesraum o
espacio vital que Alemania necesitaba para reconstruirse y sobrevivir ante un
país sumergido en una crisis material y existencial por las graves consecuencias
de su derrota en la Primera Guerra Mundial.
Del mismo modo que su antisemitismo,
que culminó en el intento de la eliminación total de los judíos a través del Holocausto y llegó a alcanzar en su visión del
mundo las dimensiones de una visión
paranoica, no fue, como se ha escrito,
una copia distorsionada del Gran Terror
de Stalin, sino un ataque preventivo
contra la América de Roosvelt y el
capitalismo global que aquélla difundía a través de los judíos.
Al contrario de lo que se ha venido manteniendo, no existía para Hitler,
según Simm, una supremacía racial alemana que él trataba de convertir en una
realidad política en el mundo en crisis que le tocó vivir, sino que los
alemanes eran débiles y estaban demasiado fragmentados para oponerse a los anglosajones, la verdadera raza superior
mundial.
Según esto, nuestro autor mantiene que no hubo una voluntad inicial del
dictador nazi de un intento de dominio imperial mundial, sino que sus últimos
proyectos en esa dirección no fueron
sino consecuencia del callejón sin salida que le colocó la alianza
angloamericana a partir de 1941 . Hitler lo único que pretendió fue convertir
la Alemania deshecha por su derrota en la Gran Guerra en una potencia mundial
más, pero los virajes del conflicto le convencieron de que la única posibilidad
de supervivencia del Reich alemán estaba en conseguir la hegemonía mundial.
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