jueves, 21 de enero de 2021

 

 

            LA CANTONALIZACIÓN DE LA PANDEMIA

                  JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

Las respuestas y medidas sanitarias tomadas por las autonomías en España contra los daños en vidas y salud que están  causando las sucesivas oleadas del covid-19 son tan dispares y contradictorias que los ciudadanos asistimos asombrados al bochornoso espectáculo que presenciamos y  somos incapaces de asimilarlas y, por tanto, de cumplirlas, aunque esté en nuestra voluntad el tratar de hacerlo.

Sin duda, tales medidas es necesario adaptarlas a las variopintas situaciones sanitarias  que la pandemia ha producido  en el territorio español. Pero dada la actitud de nuestros políticos de convertir la pandemia en  un instrumento más de la confrontación política el mare magnum  resultante es un pandemónium de condiciones  que es difícil de entender y desde luego de seguir por los ciudadanos llegando situaciones que son casi dignas de suscitar la risa, además del desconcierto entre ellos por su falta de coherencia e inteligibilidad.

Díganme sino quién puede entender las medidas de la Junta de Andalucía de “perimetrar” cada una de sus provincias, pero dejar la posibilidad con la autorización pertinente de permitir a los ciudadanos de cada una de ellas de poder ir de caza o practicar los deportes de invierno en cualquiera de ellas. Habrá, incluso, quien piense, quizás con mala uva, que tales aperturas no son otra cosa que darles a los “señoritos” de la Autonomía  andaluza la posibilidad  de  que no se les impida la práctica de algunas de sus más inveteradas y tradicionales aficiones deportivas.

 Entre la centralización y homogeneidad de las medidas sanitarias y el disparate de la variación extrema de las que cada autonomía impone, lo pertinente  estaría, sin duda, en encontrar  un término medio que debería establecer  y controlar el Gobierno. Al contrario estamos, sin duda, entrando por razones más que prácticas y útiles sino  derivadas del enfrentamiento político interno que ha supuesto la pandemia para nuestro políticos, en una situación casi kafkiana que a algunos nos recuerda en cierto modo, en otras circunstancias y contexto político, a los disparates que se cometieron y en los que terminó aquella malograda experiencia del cantonalismo de la Primera República.   

(PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO)     

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