ADIÓS A PILAR ALTAMIRA
JULIO
ANTONIO VAQUERO
Leo en las páginas de LA NUEV A
ESPAÑA la noticia inesperada del fallecimiento de Pilar Altamira, la nieta del que fue
catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de Oviedo y miembro
destacado del conocido como Grupo de Oviedo, aquel ramillete de profesores de
nuestra Universidad en el periodo de entre siglos ligados a la Institución
Libre de Enseñanza que convirtieron a nuestra Universidad, con su pensamiento y
su acción educativa volcada hacia la sociedad asturiana en uno de los centros
más activos en la recuperación del
prestigio de España ante la profunda crisis política y cultural que experimentó
nuestro país ante la pérdida de los
últimos restos de nuestro imperio colonial con el Desastre del 98.
Rafael Altamira fue con Clarin uno de los
catedráticos de ese grupo más activos en ese intento de la recuperación del
prestigio español a través de la educación como lo demuestra su activa
participación en la Extensión Universitaria y su brillante y exitoso viaje por
la América hispana tratando de recuperar el prestigio español por
aquellas tierras, convirtiéndose en la cabeza del hispanoamericanismo español,
aquella corriente intelectual que defendió,
con el estudio de la historia de la obra cultural realizada por la
metrópoli, la labor positiva que realizó
España en Iberoamérica.
Tras la guerra civil Altamira sufrió el exilio en México y nunca volvió
a pisar en vida España, ni su tierra
alicantina ni la asturiana de la que fue un profundo enamorado fijando sus
estancias estivales en San Esteban de Pravia, donde construyó un chalet para
pasar sus descansos veraniegos tras su labor jurídica anual en el Tribunal de
La Haya , del que llegó a ser su presidente.
Como no podía ser de otra manera, el exilio y
la dictadura franquista trataron de borrar la memoria y la huella de su
brillante obra histórica y cultural y a partir de los años 80 se inició una
lenta recuperación de la misma en la que jugó un papel fundamental la labor de
su nieta Pilar que heredera de la profunda capacidad de trabajo de su abuelo
promovió trabajos, seminarios, congresos y múltiples actividades, escribió y
promovió estudios y libros sobre su obra reviviendo la figura y la obra de su
antecesor.
Todavía hace unos diez días me llamó por
teléfono para comunicarme que su hijo tenía muy avanzado su proyecto de tesis
doctoral en la Universidad de Alicante sobre la ideas y la acción pedagógica de
su abuelo ( que fue con el Partido Liberal Director General de Enseñanza
Primaria y llevo a cabo una de las grandes transformaciones de nuestra
educación primaria al lograr convertir a los maestros españoles en funcionarios
estatales) y, como siempre, la oí vibrar
de entusiasmo, vida, ánimo y proyectos en el apoyo a su hijo en su labor
académica para avanzar aún más en el conocimiento de la obra de don Rafael. De
ahí la triste sorpresa que me ha causado la noticia de su muerte.
Pilar ha sido, como su abuelo, una luchadora entusiasta en todos los
proyectos que acometió y como todas las mujeres ligadas a la Institución Libre
de Enseñanza una mujer progresista entusiasta por todo lo que se refería a la
cultura y los avances de la sociedad. Además de una buena amiga, de delicada
sensibilidad y un fino olfato para distinguir a aquellos que actuaban en
política para sus lograr sus deseos personales y no para el bien de la
sociedad. En mi caso, como creo que ocurrirá en el caso de todos los que la
hemos conocido, me gustaría darle, no como despedida porque siempre estará en
nuestro recuerdo, las gracias por su amistad y por todo lo que me aportó. Que la tierra te sea leve, amiga.
(PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE LA
NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO).
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