SIN PERDÓN
Julio
Antonio Vaquero Iglesias
Las declaraciones del ex portavoz
del PP, Rafael Hernando en una reciente
entrevista con motivo de su relevo como portavoz de su
Grupo parlamentario reconociendo algunos de sus errores durante sus
intervenciones como tal ( una de las más insolentes e injustas la de acusar a
las víctimas de la dictadura franquista
de tratar de recuperar sus restos por razones venales ) nos plantea la
cuestión de si en el ejercicio de la actividad parlamentaria vale todo para los políticos: la mentira, el
insulto, la grosería, las amenazas e, incluso, el llegar a las manos como
incurrió el tal Hernando con el líder del partido socialista Rubalcaba.
A pesar de lo que pasa en otros
Parlamentos como el británico que siempre se pone de contraejemplo, no es de
recibo en ningún caso tal actitud. Se
pueden mantener las posturas más duras y firmes con las formas debidas sin
perder por eso ninguna clase de fuerza oratoria ni capacidad de denuncia. Y es
que, como ocurre en el caso de la
Monarquía parlamentaria cuya función principal es ser símbolo del Estado y por
tanto una de sus funciones esenciales es el comportamiento social y privado correcto de
sus miembros, el Parlamento debe de ser también
un lugar simbólico que exprese la esencia de la democracia : la lucha a brazo partido entre los partidos
por defender y sacar adelante sus
propuestas e intereses partidistas, pero renunciando a la violencia
fáctica, incluso, sin que ésta llegue a
manifestarse ni siquiera en el plano
dialéctico
Por eso
nombrar como hizo el PP anterior a un
¿político? como el que pide hoy perdón por algunas de sus despreciables
apreciaciones y ataques ad hominem,
qué casualidad ahora precisamente cuando es relevado de sus cargo por el cambio
político en su partido, es la expresión del escaso talante democrático que tuvo
el PP de Rajoy y de su concepción de la política como mero espectáculo que no
tiene nada que ver en la realidad con los verdadero intereses que se mueven
detrás del escenario.
Pero también esa actitud del mencionado portavoz pepero es muestra del
talante grosero, de mala baba, con la
amenaza y el insulto en la boca como
argumento que adoptó durante su
portavocía. ¿Se puede fingir tanto si realmente
no se es así por naturaleza, a pesar de su actitud condescendiente, de doble
cara, en su supuesto y aparente papel de
doctor Jenkin y mister Hyde, duro en la tribuna oratoria, pero amigable en el
plano personal con los parlamentarios de los otros partidos como se dice de la
actitud que mantenía el que hoy pide perdón como, pelillos a la mar, si no
hubiera pasado nada?
La demostración más clara de que
ese es su talante natural son sus últimas declaraciones, que, por cierto nos
han provocado a muchos vómitos, cuando el susodicho ya no es portavoz
parlamentario, de que el destino de esa última expedición del “Aquarius” debía
de ser un puerto de Libia, esto es, devolver al horror y la miseria y los abusos a esos160 refugiados (no
inmigrantes) que buscan su salvación en Europa. Evidentemente, esa declaración
ya no era parte de su papel de portavoz,
sino que salía de sus propias entrañas.
No es extraño que muchos entre los que me
encuentro ( ya sé que a él le importará tres pepinos) no aceptemos sus excusas y no le concedamos
el perdón que solicita de los familiares de las víctimas de la dictadura
franquista, aquellas que, según él, sólo les movían para pedir la recuperación
de los restos de sus desaparecidos sus intereses
crematísticos. ¡Menudo personaje!.
( Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)
( Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)
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