viernes, 18 de mayo de 2018








PACTAR EL DESACUERDO
                                  JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
 Como es sabido, este libro (Empantanados. Una alternativa federal  al soviet carlista, 2018 )  del sindicalista y político catalán Joan Coscubiela tiene su origen en su notable intervención en el pleno del Parlament de Cataluña como portavoz del grupo parlamentario Catalunya Sí que es  Pot ( CSQEP) los días 6 y 7 de septiembre de 2017 en los debates de la Ley del Referéndum y la Ley de Transitoriedad Jurídica  y Fundacional de la República. Debates en los que nuestro político denunció ante el Pleno la conculcación de los  derechos de las minorías y la ilegalidad de las propuestas del catalanismo unilateralista ganándose el aplauso del bloque constitucionalista y de los miembros de su grupo parlamentario.
  Alguien podría pensar que su contenido no es sino una justificación  de las posiciones discordantes que en el Parlament mantuvo su grupo parlamentario (que se autodenominó expresivamente como “la patrulla nipona”) durante los cuatro duros meses finales  tanto con los grupos constitucionalistas como con los independentistas, defendiendo una tercera posición; la de la equidistancia, pero no la neutralidad, ante el problema de la independencia de Cataluña sobre el que giraron sus debates.
 Pero eso es así sólo en cierta medida.  La primera parte del libro  sí está dedicada a explicar, más que justificar o ajustar cuentas, la posición de su grupo parlamentario  en  aquel enfrentamiento entre el bloque del independentismo unilateral, con su bochornoso intento de  aplicación del rodillo parlamentario para conseguir la desconexión con el Estado español y fundar  una república catalana, y la reacción represora, recentralizadora y exclusivamente judicial del nacionalismo españolista del Gobierno del PP jaleado por el de Ciudadanos. Pero más allá de esa explicación la segunda y tercera parte del libro -que creo  serán las que más interesen a los lectores, sobre todo, a los no catalanes- desarrollan un profundo, agudo y bien articulado análisis de las causas y naturaleza del movimiento independentista catalán y de cuáles pueden ser las soluciones  posibles que deben adoptarse para poner remedio a la que ya es la más grave crisis del Estado español desde el inicio de la democracia
 La tesis central del análisis de  Coscubiela es la de que la causa de esa ola nacionalista que amenaza con anegar toda Cataluña y llevarse por delante  a  la Autonomía catalana y al Estado español  tal y como lo conocemos hoy, no está sólo en las malas prácticas de la política autonómica seguidas desde la Transición  por los gobierno del PP, los de Aznar y Rajoy, que siempre han buscado por ideología y por táctica electoral abortar el profundo e histórico  deseo de  autogobierno de los catalanes y avanzar en cambio por el camino de la recentralización, sino que el movimiento independentista en Cataluña tiene también su origen en los negativos y limitantes efectos que para la soberanía política de los ciudadanos está originando la globalización económica producida por el capitalismo financiero mundial que nos domina.
  En efecto, la  soberanía política empieza a estar sujeta a los intereses de los mercados globales. Y si la política ya no sirve para embridar a la economía y se está convirtiendo en un poderoso factor de la uniformización del modo de vida y de pérdida de la identidad, es explicable que tal situación esté también en el origen de esta nueva oleada del nacionalismo catalán que está poniendo en jaque al Estado español. Oleada que no ha adoptado desgraciadamente las fórmulas del nacionalismo catalán inclusivo que defendieron las izquierdas nacionalistas catalanas durante su lucha contra el franquismo, sino las del nacionalismo identitario y excluyente del nacionalismo romántico decimonónico que, en algunos sectores, llega a decir Coscubiela, y así lo apunta en el subtítulo de su libro, no es sino un nuevo reverdecimiento de las posiciones del carlismo catalán tradicional que el autor denomina como neocarlismo.
  Ese nacionalimo ha adoptado para conseguir sus objetivos la estrategia de un unilateralismo que rompe con los principios democráticos y ha llevado  a Cataluña a un callejón sin salida, a “un empantanamiento” del que puede costar hasta décadas salir. Estamos, pues, dice el autor, ante un  nacionalismo unilateral que parafraseando a Lenin, no es sino la fase superior del procesismo y la enfermedad infantil del independentismo
  A partir de ese diagnóstico, el político catalán propone los remedios que habría que tomar para reconducir la lamentable situación a que nos han llevado tanto las propuestas del movimiento catalanista actual como la reacción represora, inflexible del Gobierno del PP y el centralismo a ultranza que defiende Ciudadanos.
 Para Coscubiela, desde el reconocimiento del derecho a decidir del pueblo catalán y la legalidad constitucional de un posible referéndum en Cataluña, la solución cabal sería una reforma constitucional que constituyera al Estado español como un estado federal asimétrico en el que las naciones como Cataluña tuvieran su pleno reconocimiento, pero sin que eso supusiera en ningún caso la implantación de cualquier clase de desigualdad entre territorios porque una cosa es la desigualdad y otra la diversidad. Y para poder mantener la autonomía de la política frente a la nefasta influencia de  globalización económica apostar por  la Unión  Europea como  espacio político territorial en el que reconstruir la soberanía de la ciudadanía  frente a los mercados.
 Claro es que este objetivo no es cosa de un día,  requiere un largo trayecto y aparece salpicado de numerosas dificultades. Por ello Coscubiela propone, con el sentido práctico del  buen sindicalista y el realismo y  sentido común del seny catalán,  ir avanzando, para salir del empantanamiento actual en que se encuentra  el conflicto en Cataluña a través de lo que él denomina microsoluciones. Como, por ejemplo, aprovechar los márgenes que ofrece la reforma del sistema financiero autonómico para remediar los problemas financieros de la Autonomía catalana o dar un mayor  protagonismo ideológico y político al conflicto social y económico frente a la única cuestión del problema de la independencia.
  Y todo ello debe comenzar por hacer entender a catalanes y españoles, contando para ello con la acción y apoyo de los medios de comunicación ( al contrario del papel que   han tenido hasta  hoy,  que no ha sido sino la  de ser máquinas de  crear hooligans por ambos bloques por lo que les denomina irónicamente  como División Brunete y  División Ítaca),  que la solución no está en la victoria de uno sobre el otro, la del constitucionalista sobre la del nacionalismo unilateral catalán o la inversa, sino por propiciar  la emergencia de otro tercer bloque que hoy mantiene una actitud de equidistancia ante el conflicto, pero no de  neutralidad. Y a partir de ello  Coscubiela, como experimentado sindicalista que ha sido, propone comenzar por lo que parece más razonable: pactar el desacuerdo.    
 El autor  manifiesta varias veces a lo largo de las páginas de su libro su temor de que su contenido nazca ya superado por los  venideros acontecimientos, dado el curso vertiginoso que éstos están teniendo en la crisis catalana. Puede estar tranquilo. La madurez, fineza y detalle de sus análisis (a veces hasta excesivamente prolijos) lo convertirá, sin duda, entre  la profusa bibliografía de variado valor y pelaje ideológico y político que está generando la crisis catalana, en un libro de  obligada  lectura. 
(Publicado en suplemento Cultural de La Nueva España)
                   


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