JULIO ANTONIO
VAQUERO IGLESIAS
Como es sabido, este libro (Empantanados. Una alternativa federal al soviet carlista, 2018 ) del
sindicalista y político catalán Joan Coscubiela tiene su origen en su notable
intervención en el pleno del Parlament de Cataluña como portavoz del grupo
parlamentario Catalunya Sí que es Pot (
CSQEP) los días 6 y 7 de septiembre de 2017 en los debates de la Ley del
Referéndum y la Ley de Transitoriedad Jurídica
y Fundacional de la República. Debates en los que nuestro político denunció
ante el Pleno la conculcación de los
derechos de las minorías y la ilegalidad de las propuestas del
catalanismo unilateralista ganándose el aplauso del bloque constitucionalista y
de los miembros de su grupo parlamentario.
Alguien podría pensar que su contenido no es sino una justificación de las posiciones discordantes que en el
Parlament mantuvo su grupo parlamentario (que se autodenominó expresivamente
como “la patrulla nipona”) durante los cuatro duros meses finales tanto con los grupos constitucionalistas como
con los independentistas, defendiendo una tercera posición; la de la
equidistancia, pero no la neutralidad, ante el problema de la independencia de
Cataluña sobre el que giraron sus debates.
Pero eso es así sólo en cierta medida. La primera parte del libro sí está dedicada a explicar, más que justificar
o ajustar cuentas, la posición de su grupo parlamentario en
aquel enfrentamiento entre el bloque del independentismo unilateral, con
su bochornoso intento de aplicación del
rodillo parlamentario para conseguir la desconexión con el Estado español y
fundar una república catalana, y la
reacción represora, recentralizadora y exclusivamente judicial del nacionalismo
españolista del Gobierno del PP jaleado por el de Ciudadanos. Pero más allá de
esa explicación la segunda y tercera parte del libro -que creo serán las que más interesen a los lectores, sobre
todo, a los no catalanes- desarrollan un profundo, agudo y bien articulado
análisis de las causas y naturaleza del movimiento independentista catalán y de
cuáles pueden ser las soluciones
posibles que deben adoptarse para poner remedio a la que ya es la más
grave crisis del Estado español desde el inicio de la democracia
La tesis central del análisis de Coscubiela es la de que la causa de esa ola
nacionalista que amenaza con anegar toda Cataluña y llevarse por delante a la
Autonomía catalana y al Estado español tal y como lo conocemos hoy, no está sólo en
las malas prácticas de la política autonómica seguidas desde la Transición por los gobierno del PP, los de Aznar y Rajoy,
que siempre han buscado por ideología y por táctica electoral abortar el
profundo e histórico deseo de autogobierno de los catalanes y avanzar en
cambio por el camino de la recentralización, sino que el movimiento independentista
en Cataluña tiene también su origen en los negativos y limitantes efectos que
para la soberanía política de los ciudadanos está originando la globalización
económica producida por el capitalismo financiero mundial que nos domina.
En
efecto, la soberanía política empieza a
estar sujeta a los intereses de los mercados globales. Y si la política ya no
sirve para embridar a la economía y se está convirtiendo en un poderoso factor
de la uniformización del modo de vida y de pérdida de la identidad, es
explicable que tal situación esté también en el origen de esta nueva oleada del
nacionalismo catalán que está poniendo en jaque al Estado español. Oleada que
no ha adoptado desgraciadamente las fórmulas del nacionalismo catalán inclusivo
que defendieron las izquierdas nacionalistas catalanas durante su lucha contra
el franquismo, sino las del nacionalismo identitario y excluyente del
nacionalismo romántico decimonónico que, en algunos sectores, llega a decir
Coscubiela, y así lo apunta en el subtítulo de su libro, no es sino un nuevo
reverdecimiento de las posiciones del carlismo catalán tradicional que el autor
denomina como neocarlismo.
Ese nacionalimo ha adoptado para conseguir sus objetivos la estrategia
de un unilateralismo que rompe con los principios democráticos y ha llevado a Cataluña a un callejón sin salida, a “un
empantanamiento” del que puede costar hasta décadas salir. Estamos, pues, dice
el autor, ante un nacionalismo
unilateral que parafraseando a Lenin, no es sino la fase superior del procesismo
y la enfermedad infantil del independentismo
A partir de ese diagnóstico, el político catalán propone los remedios
que habría que tomar para reconducir la lamentable situación a que nos han
llevado tanto las propuestas del movimiento catalanista actual como la reacción
represora, inflexible del Gobierno del PP y el centralismo a ultranza que
defiende Ciudadanos.
Para Coscubiela, desde el reconocimiento del
derecho a decidir del pueblo catalán y la legalidad constitucional de un
posible referéndum en Cataluña, la solución cabal sería una reforma
constitucional que constituyera al Estado español como un estado federal
asimétrico en el que las naciones como Cataluña tuvieran su pleno
reconocimiento, pero sin que eso supusiera en ningún caso la implantación de
cualquier clase de desigualdad entre territorios porque una cosa es la
desigualdad y otra la diversidad. Y para poder mantener la autonomía de la
política frente a la nefasta influencia de
globalización económica apostar por la Unión
Europea como espacio político
territorial en el que reconstruir la soberanía de la ciudadanía frente a los mercados.
Claro es que este objetivo no es cosa de un
día, requiere un largo trayecto y aparece
salpicado de numerosas dificultades. Por ello Coscubiela propone, con el sentido
práctico del buen sindicalista y el realismo
y sentido común del seny catalán, ir avanzando,
para salir del empantanamiento actual en que se encuentra el conflicto en Cataluña a través de lo que él
denomina microsoluciones. Como, por ejemplo, aprovechar los márgenes que ofrece
la reforma del sistema financiero autonómico para remediar los problemas
financieros de la Autonomía catalana o dar un mayor protagonismo ideológico y político al
conflicto social y económico frente a la única cuestión del problema de la
independencia.
Y todo ello debe comenzar por hacer entender a catalanes y españoles,
contando para ello con la acción y apoyo de los medios de comunicación ( al
contrario del papel que han tenido
hasta hoy, que no ha sido sino la de ser máquinas de crear
hooligans por ambos bloques por lo que les denomina irónicamente como División Brunete y División Ítaca), que la solución no está en la victoria de uno
sobre el otro, la del constitucionalista sobre la del nacionalismo unilateral
catalán o la inversa, sino por propiciar la emergencia de otro tercer bloque que hoy
mantiene una actitud de equidistancia ante el conflicto, pero no de neutralidad. Y a partir de ello Coscubiela, como experimentado sindicalista
que ha sido, propone comenzar por lo que parece más razonable: pactar el
desacuerdo.
El autor
manifiesta varias veces a lo largo de las páginas de su libro su temor
de que su contenido nazca ya superado por los
venideros acontecimientos, dado el curso vertiginoso que éstos están
teniendo en la crisis catalana. Puede estar tranquilo. La madurez, fineza y
detalle de sus análisis (a veces hasta excesivamente prolijos) lo convertirá,
sin duda, entre la profusa bibliografía
de variado valor y pelaje ideológico y político que está generando la crisis
catalana, en un libro de obligada lectura.
(Publicado en suplemento Cultural de La Nueva España)
(Publicado en suplemento Cultural de La Nueva España)
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