jueves, 5 de marzo de 2020



            








          DESGRAVIO A MIGUEL HERNÁNDEZ
                                     JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
 Todos lo sabemos. Pero desgraciadamente es necesario volver a recordarlo. Miguel Hernández, el poeta de Orihuela, cabrero de origen y siempre hijo del pueblo,  luchó, como no podía ser de otra manera, en nuestra guerra civil en el bando republicano y alentó con sus versos sus legítimas razones. Tras la derrota y tras un largo y penoso peregrinaje por un rosario de cárceles fue condenado a  pena de muerte conmutada posteriormente por la de 30 años de reclusión por uno de aquellos  tribunales militares  de dudosa legalidad que constituyó el franquismo no para hacer justicia, sino para llevar a cabo una represión sistemática de los vencidos,. Y en la enfermería de la prisión  de Alicante  falleció el poeta consumido por la tuberculosis el día 28 de marzo de 1942, sin que nadie de los presentes en su muerte pudiera cerrar sus ojos.
  Como no podía ser de otra manera en una dictadura de gran dureza represiva como fue la franquista, su voz poética fue silenciada durante aquella “longa noite de pedra” (Celso Emilio Ferreiro dixit) que fue aquella etapa y sólo en los sesenta a través de nuestros cantautores  se oyeron sus versos como elemento de oposición al régimen dictatorial. Llegada la democracia, la excelente obra poética de Miguel Hernández pudo conocerse a fondo y valorarse positivamente  entre el público en general, más allá del conocimiento que determinados sectores ilustrados tenían  ya de ella. 
  Pues bien: resulta que  ahora  el Ayuntamiento de Madrid, con mayoría de la derecha, ultraderecha y los liberales de Ciudadanos, a través de su alcalde, el señor Almeida, está llevando a cabo  una  operación de  “resignificación” del memorial  del cementerio de la Almudena que había proyectado la anterior corporación  municipal presidida por Manuela Carmena y que estaba en fase de construcción. En el nuevo monumento  no sólo se han borrado los nombres de los 3000 asesinados por los tribunales franquistas entre 1939 y 1944 en Madrid, sino que, además, se han eliminado los doce versos grabados en la primera placa que había diseñado el autor del memorial  y que estaban en coherencia con su simbolismo de conjunto. 
Esos doce versos  eran los correspondientes a su poema “El herido” de su libro El hombre acecha” (1938- 39). Son aquellos versos que cantó  Serrat  y otros cantautores  y  acaban así: Retoñarán  aladas  de savia sin otoño/ reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida./Porque soy como el árbol talado que retoño/ porque aún tengo vida /.
   El alcalde de Madrid, quien, por cierto ya nos tiene acostumbrados a sus polémicas declaraciones que no suelen ser tales sino exabruptos que demuestran su escaso nivel intelectual y su ideología neofranquista, justifica   la retirada de los versos de Miguel Hernández  y los nombres de los tres mil ajusticiados del memorial con la excusa de que ni los versos ni los nombres de aquellos  responden al “espíritu de la transición”. Para él  de lo que se trata con esa eliminación de los versos de Miguel Hernández no es sino el objetivo de  dar una “resignificación” distinta al contenido del memorial inicial. Pero es fácil entender que lo que realmente se ha pretendido con ello es hacer desaparecer  los versos de aquel poeta de corazón limpio y mirada serena siempre preocupado por los de abajo,  que  se utilizaron  para oponerse y luchar contra  una  dictadura que pretendió  no sólo eliminar de raíz a sus oponentes una vez terminada la guerra, sino construir un régimen sin libertades y sin reconocimiento de los  derechos humanos fundamentales.
 Como demostración de lo anterior, basta con escuchar algunas de sus declaraciones con motivo de la polémica desatada por  su intención de cambiar el sentido del memorial de la Almudena: “A veces decimos resignificar, pero en realidad queremos borrarlo porque durante el franquismo no pasó nada, son fake news de los rojos. Sólo hubo bienestar económico y oportunidades”. O aquellas otras que demuestran su ( el de él y sus correligionarios, incluidos los concejales “liberales” de Ciudadanos) elevada sensibilidad y nivel cultural: ”Además en el consistorio no nos gusta la poesía, porque expresa emociones  y las emociones dan problemas”. Así tal cual.
 En realidad, estas humildes palabras de desagravio de Miguel Hernández, de su vida y su obra que van inextricablemente unidas, sé  que no son necesarias. Porque sus versos “para la libertad”   y su actitud vital en defensa de la igualdad entre los seres humanos siempre estarán vivos porque “retoñarán aladas de savia sin otoño”, generación tras generación, entre muchos de  nosotros.
(publicado en las páginas de Opinión de La Nueva España, de Oviedo)


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