domingo, 14 de julio de 2019


LOS SUELDOS DE LOS  POLÍTICOS
                              JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
¡Qué vergüenza! Lo primero que han hecho los diputados y concejales tras las últimas elecciones ha sido subirse  sus sueldos y atender a  sus privilegios como ya ocurrió con los diputados de la Junta de Andalucía con la  peregrina “justificación” en aquella ocasión de que con sueldos y dietas  muy  por encima de lo que cobran la media de los españoles se impedía que los representantes públicos cayesen en prácticas corruptas. Ahora diputados y concejales electos una de las primeras decisiones que han tomado en la mayor parte del Estado ha sido también subirse el sueldo y las dietas y en algunos casos como ha ocurrido en la Junta General asturiana autoimponerse una sustanciosa paga por desempleo. Eso sí, el derecho a las dietas lo van a tener todos los diputados regionales independientemente de que vivan o no en Oviedo (debe de ser para sufragar el pago del autobús para asistir a  las sesiones de la Junta General, si es que no cobran también por su asistencia). Con todo ello, nuestros concejales y diputados se ponen en emolumentos muy por encima del sueldo promedio que ingresan la inmensa mayoría de los españoles.
 Pero lo que más atónito nos deja en el caso asturiano es  que los únicos grupos políticos que se han opuesto a este atraco al presupuesto regional son Podemos y Vox (¿?). Que partidos que se denominan de izquierda como el PSOE e Izquierda Unida acepten este latrocinio que convierte a nuestros políticos en privilegiados en un país en el  que, como dicen todos los informes sociales, la mayor parte de su población vive con sueldos mínimos que permiten hablar del trabajador pobre, es decir, el que tiene trabajo pero su sueldo no le permite llegar a fin de mes y en el que   la pobreza infantil campa por sus respetos, nos produce una dolorosa impresión Porque siempre hemos creído que esa clase de partidos tenían como objetivos luchar por conseguir la igualdad social y acabar con los privilegios e intereses espurios  que siempre ha tenido la derecha en este país.
 Pero lo cierto es que la desfachatez con que se  autoimponen esos sueldos, dietas y paro muy por encima de los que son la media de los de tienen el resto de los asturianos y españoles los convierte en una clase privilegiada, en políticos profesionales, que no en verdaderos servidores públicos, que es lo que debían realmente ser. No es extraño que con tales prebendas y sin que les importe para nada lo que piensen los ciudadanos de su desfachatez, haya políticos que terminen considerando su actividad como una profesión y traten de vivir toda una vida de tan rentable profesión en cuya actividad no tienen que rendir cuentas nada más que a los aparatos de sus partidos, porque son ellos y no los ciudadanos los  que los eligieron y a los cuales tienen que rendir cuentas.
 Que nadie entienda  estas palabras como un canto a la anti política o a un planteamiento fascistoide. Todo lo contrario. Los que más daño están haciendo a la democracia y a la verdadera política son ellos, esta clase de políticos que, además de demostrar día a día su incapacidad para dar una solución a los verdaderos problemas de nuestro país enzarzándose en unas vergonzosas luchas internas y partidistas, mirando sólo por ellos y para ellos y sus egoístas intereses. La verdad es que cada vez  se echa de menos a auténticos políticos que se preocupen  de verdad por la cosa pública y algo menos por sus intereses privados. No es ésta desde luego la democracia con que soñábamos cuando al fin se consiguió poner fin a la terrible dictadura franquista.
 (Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)

                      

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