sábado, 2 de agosto de 2014

Detrás de las barricadas republicanas


DETRÁS DE LAS BARRICADAS REPUBLICANAS

 

                                                             JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

  

            Como es bien sabido, la guerra civil española se vivió por muchos intelectuales como el primer episodio de un   amenazador avance del fascismo en Europa y el mundo. Ese supuesto explica en cierta manera la gran cobertura periodística y literaria que tuvo el conflicto español. Basta hacer un somero repaso de los intelectuales y creadores que tomaron como tema de sus obras nuestra guerra civil a partir de su experiencia directa o indirecta del conflicto, y utilizaron para ello los más variados registros literarios: la novela, el periodismo, la poesía, el ensayo. Norteamericanos como Hemingway y Dos Passos; franceses como Malraux, Bernanos, Saint- Exupéry; alemanes como Koestler y Thomas Mann; austriacos como Borkenau; latinoamericanos como Neruda, Cesar Vallejo; o británicos como Auden, Spender, Orwell y John Lagdon-Davies… fueron algunos de los principales intelectuales e escritores que dedicaron algunas de sus obras a la guerra de España.

            Sin duda, entre esas obras sobre la guerra civil, hay  dos  de gran importancia  por la difusión que alcanzaron y su valor histórico y literario que va más allá de la función política instrumental inmediata con la que se concibieron  Y también porque son fundamentales para conocer el  desarrollo de los acontecimientos militares, políticos y sociales en la  Cataluña republicana durante el conflicto. Me refiero a   “Homenaje a Cataluña” (1938) de George Orwell y la de Jonh Langdon-Davies, “Detrás de las barricadas españolas” (1936), que ha sido reeditada este año por la editorial Península con prólogo de  Paul Preston.

            John Lagdon-Davies fue un periodista y escritor británico de ideología izquierdista, profundamente  conocedor de la cultura catalana  por su  estancia de varios años en Cataluña en la década de los veinte, al que el periódico progresista londinense News Chronicle encargó, primero, cubrir los desfiles de la fiesta del trabajo del 1º de mayo de 1936 y después, tras la sublevación del 18 de julio, los primeros acontecimientos militares, políticos, sociales y bélicos en la zona republicana. Durante los meses agosto y septiembre Langdon- Davies recorrió en motocicleta toda Cataluña, Valencia, Madrid y Toledo, enviando a su periódico numerosos reportajes con  sus experiencias directas de  aquellos meses iniciales de la guerra, en los que la debacle de las fuerzas del orden público y la amenaza de los sublevados dio lugar a un vacío de poder con  una sustitución del Estado por el pueblo en armas y su organización en aquel “ejército con monos” de milicianos que logró impedir el éxito inmediato del golpe de Estado.

            Esa doble experiencia  es la que después recogió en este libro el periodista y escritor inglés con el objetivo explícito de contrarrestar  entre el público británico la visión tremendista e interesada que los periódicos conservadores y los sesgados informes del cónsul inglés en Barcelona estaban difundiendo sobre el conflicto español. Conflicto que interpretaban como el inicio de una revolución comunista que amenazaba a toda la Europa Occidental. Y no,  como entendían los demócratas, un  peligroso avance del fascismo que ponía en peligro el futuro de  las democracias liberales europeas. Era necesario  difundir entre  la opinión pública anglosajona la verdadera situación española y propiciar con ello la intervención de las países democráticos a favor del bando  republicano que era el depositario de la  razón moral y la legalidad democrática. Y Lagdon-Davies lo hace  sin negar en ningún momento la violencia desatada en la zona republicana contra las personas y las iglesias. Pero desmintiendo con datos las exageraciones de las fuentes conservadoras y tratando de hallar no una justificación, sino una explicación de esos excesos, cuya responsabilidad atribuye en última instancia a los propios rebeldes. Pues, según él, fueron los sublevados, con su golpe de Estado,  los verdaderos  responsables de  haber desencadenado  la peor de las tragedias humanas, una guerra civil que es siempre“la madre de todas las atrocidades”.        
( Publicado en Cultura, suplemento cultural de La Nueva España de Oviedo)
 

 

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