martes, 26 de agosto de 2014


ALTAMIRA Y  EL AMERICANISMO DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO

                                              JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

Mi viaje a América

Rafael Altamira

Servicio de Publicaciones de la

Universidad de Oviedo, 2008

 358  páginas
 

El programa del primer americanismo español a través del viaje de Altamira a América

             En el marco de la conmemoración del cuarto centenario de la fundación de la Universidad ovetense, se ha presentado  estos días pasados en sede universitaria este libro de Rafael Altamira, Mi viaje a América, que recoge la historia del viaje que llevó a cabo, durante diez meses entre 1909 y 1910, el insigne catedrático institucionista  como delegado del alma máter asturiana a cinco países de Hispanoamérica y a Estados Unidos. Los principales  objetivos de aquella misión eran promover el intercambio de profesores universitarios  entre las universidades de aquellos países y la asturiana y estrechar las relaciones intelectuales con ellos para reavivar el tronco común de la civilización hispánica.

.Mi viaje a América  es un libro de documentos que recoge las  circulares, comunicaciones, conferencias y otros documentos que generó aquel viaje con explicaciones intercaladas del autor. A través de  toda esa masa documental se puede reconstruir con todo detalle, como ya hiciera de manera brillantemente nuestro siempre recordado Santiago Melón, el significado y contenido de  aquel viaje triunfal que supuso no sólo uno de los episodios más brillantes  de la historia de nuestra Universidad, sino también, y sobre todo, el origen del americanismos español. Esto es, un movimiento cultural de aproximación y  estrechamiento de relaciones con aquel conjunto de países  que surgieron  del proceso de la independencia colonial.

Pero el intercambio de profesores y alumnos, no era sino un aspecto concreto del  objetivo más amplio y ambicioso que pretendía alcanzar ese viaje y que era  el de iniciar  el  americanismo español y relanzar las  tibias relaciones que se mantenían con los nuevos estados hispánicos después de su independencia, precisamente cuando se cumplía el primer centenario aquellos acontecimientos.  Altamira se le debe considerar, pues,  como uno de los padres fundadores de nuestro americanismo.

El sentido último de ese  americanismo, hay que vincularlo al regeneracionismo de cuño institucionista que ponía el énfasis en la educación y el desarrollo intelectual como medio para regenerar la nación, sumidas sus clases dirigentes, como le gustaba decir  a Altamira, en el pesimismo patriótico tras, no la pérdida, sino el despojo del resto de nuestras colonias por el imperialismo norteamericano. Y en ese sentido el origen intelectual de ese viaje hay que colocarlo en el famoso discurso de inauguración del curso universitario 1898-1899 en Oviedo titulado El patriotismo en la Universidad  en el que  Altamira  desarrolló el programa  del regeneracionismo institucionista y diseñó cómo debía de contribuir la Universidad al mismo. Aunque fuese después en 1908, con motivo de la celebración por nuestra Universidad  de su tercer centenario y del primer centenario de la independencia hispanoamericana, cuando tomó cuerpo el proyecto del viaje americano de Altamira al extender a  cinco países hispanoamericanos(Argentina, Uruguay, Chile, Perú, México), además de una corta estancia en Estados Unidos, el  intercambio de profesores que en un principio se pensó realizar sólo con Cuba, a instancia del rector de la Universidad de La Habana, doctor Dihigo, una de las muchas autoridades universitarias invitadas a la celebración de aquellos eventos de 1908 en la Universidad de Oviedo.

En aquel mencionado discurso, el regeneracionismo que inspiraba el nacionalismo  liberal de Altamira proponía, en el campo del americanismo, una restauración del crédito de la historia de nuestra colonización americana Pero también una difusión ante los nuevos países americanos de los valores intelectuales renacidos de aquella otra España que emergía por debajo de la costra oligárquica del régimen de la Restauración, y de los que la Universidad de Oviedo, en plena renovación por  los institucionistas del Grupo de Oviedo, se entendía portadora. El objetivo final no era sino revitalizar  el tronco de la civilización común hispánica frente al poder avasallador de las civilizaciones anglosajona y germánica. Por tanto, estamos ante un americanismo intelectual, no económico, que predicaba una relación entre España y los países hispanoamericanos, en términos de igualdad y solidaridad, y no una relación espuria nacida intereses y objetivos económicos que pretendiese buscar el dominio o la hegemonía española sobre la comunidad hispánica. .

 A exponer  ese programa americanista Rafael Altamira dedica la última parte de su libro. El conjunto de medidas proyectado  suponía, sin duda, un reflexionado y coherente  programa americanista. Pero, a pesar del éxito del viaje- recibimiento en loor de multitud de Altamira, entrevista y apoyo del propio monarca- sólo hubo una aplicación puntual de algunas de las medidas propuestas. Del mismo modo que en la Universidad de Oviedo, que debería haberse convertido en su centro y foco dinamizador, pasado el brillante capítulo del Grupo de Oviedo, tal  programa fue dejado a un lado  y  se convirtió  con el tiempo en solo  un recuerdo de una etapa en la que los ecos del nombre de la institución universitaria asturiana y de sus renovados planteamientos académicos resonaron  por toda América con la oratoria brillante y sabia  de Altamira.   

 

 

 

 

 

                            ORGANIZACIÓN Y BALANCE DEL VIAJE
                                                                  J. A. V. I
 
    Altamira fue elegido por el claustro ovetense para llevar a cabo el viaje a América  por sus trabajos y vocación americanista, pero también porque era el miembro de la escuela de Oviedo que tenía mayor prestigio académico e intelectual fuera de España. Asombra leer la impresionante labor que desarrolló durante el mismo. Pronunció decenas de conferencias, cursos, discursos, visitas, dictámenes, informes, entrevistas con los principales responsables educativos de los países que visitó- especialmente en Argentina, México y Cuba que fueron los países en los que su estancia fue de mayor duración-. A algunas de sus intervenciones asistieron hasta los presidentes de las repúblicas visitadas. Pero todavía asombra más saber que  el viaje no tuvo ninguna financiación oficial. La cabeza organizadora del mismo fue el rector don Fermín Canella..
             Además de las actividades propiamente universitarias, Altamira realizó una extensa labor  formativa, de  apoyo y contacto con los profesores de los diferentes niveles educativos, visitó escuelas e institutos y dio conferencias en los centros de formación del profesorado sobre cuestiones pedagógicas y la experiencia de la Extensión universitaria ovetense. Pero también se reunió y dio charlas y conferencias a los alumnos universitarios con los que logró un alto grado de identificación. Asimismo fueron  extensas e intensas las relaciones de confraternización que mantuvo con las asociaciones de emigrantes españoles. Para todos ellos arbitró medidas en su programa americanista.

 

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