LOS SUELDOS DE
FEIJOO
JULIO
ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
En la entrevista realizada en una difundida emisora de radio,
el señor Feijoo a la pregunta del entrevistador sobre lo que ganaba no quiso
contestar si realmente cobraba o no a través del partido un segundo sueldo,
además del que le corresponde como senador. Desde luego, esa evasiva actitud no
es de recibo para un político en ejercicio y menos para quien es el jefe de la
oposición y más pensando en lo que ocurrió en su partido con anterioridad que
desde luego exige todavía más la necesidad de no ocultar todos sus ingresos
como político.
Desde luego, esa
actitud no sólo es inconcebible para cualquier político de cualquier partido,
pero todavía lo es más para el líder del principal partido de la oposición cuya
obligación legal, pero sobre todo moral, es la de manifestar todos los ingresos
que recibe por su actuación política. Información a la que tenemos derecho
todos los ciudadanos y que manifiesta por su parte una actitud de oscuridad que
en gran medida le descalifica como político y más como líder del principal
partido de la oposición que debe de ser ejemplo de claridad y legalidad.
Lo que parece que se
desprende de esa actitud es una concepción de la actividad política no como una práctica democrática en la que la obligación del
político es estar al servicio de los ciudadanos sean o no de su ideología, sino
como alguien que está por encima de ellos y para el que lo importante es atender a las luchas
intestinas partidarias y sacar lo más posible de éstas, sean sus objetivos
políticos o dos sueldos o lo que caiga. Dicho de la manera más cruda y brutal: sacar lo que se pueda de ella y además servir
a los intereses no de los ciudadanos que
participen de sus ideas, sino de
los grupos que la conciben como una manera de defender sus intereses materiales
particulares.
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