LOS OBREROS GIJONESES CONTRA FRANCO Y FRENTE LA CRISIS INDUSTRIAL
Julio Antonio Vaquero Iglesias
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LAS TRABAJADORAS DE LA FABRICA DE TABACO DE GIJÓN |
La historia del movimiento obrero que, desde finales de los
años 60, irrumpió con gran fuerza en la
historiografía española, y de la que la asturiana fue una de las pioneras con la obra y los trabajos de David
Ruiz y el grupo de jóvenes historiadores que comenzó formarse en su entorno,
experimentó en los 80 un profundo giro de carácter temático y metodológico,
convirtiéndose en una historia social obrera en la que el análisis del
movimiento obrero en sí había dejado de ser su objeto exclusivo y central.
Pero, finalmente, en los 90, dentro de ese enfoque, son de nuevo numerosas las aportaciones en
las que otra vez el análisis del movimiento obrero como sujeto
colectivo vuelve a tener una gran relevancia.
Desde ese nuevo paradigma, han sido realizadas algunas de las más
recientes e importantes aportaciones a la historia del movimiento y la clase
obrera asturiana como han sido, entre otras, los estudios sobre los mineros
asturianos de Ramón García Piñeiro, la clase obrera asturiana durante el
franquismo de Carmen Benito, o la historia de los comunistas en Asturias, obra
colectiva coordinada por Francisco Erice. Y es, pues, dentro de ese contexto
historiográfico desde el que se deben analizar y valorar estas dos recientes aportaciones que sobre la historia del movimiento obrero en Asturias
presentamos aquí. Se trata de sendos libros de Rubén Vega/ Begoña Serrano y
Rubén Vega que tratan respectivamente de
la historia del movimiento obrero gijonés durante la primera etapa del
franquismo y de la que se corresponde
con la crisis industrial de la ciudad y va de 1975 a 1995.
El
primero, Clandestinidad, represión y lucha política. El movimiento obrero en
Gijón bajo el franquismo (1937-1962) (Ayuntamiento de Gijón, 1998) de
R. Vega/ B. Serrano, tiene como objeto la reconstrucción de la historia de las
organizaciones obreras y sus luchas en Gijón entre 1937, en que la ciudad fue
ocupada por los “nacionales” y 1962, año en que se produjo el importante
movimiento huelguístico de la minería asturiana
que marcó un antes y un después en la oposición a la dictadura
franquista. A través del análisis de las
organizaciones obreras locales y de las acciones reivindicativas que
protagonizaron, en la clandestinidad y en medio de una dura represión, los obreros gijoneses,
los autores trazan los rasgos específicos, locales, que, en su lenta
reconstrucción, manifestó el movimiento obrero gijonés en el marco del
asturiano y establecen diferencias claras con el de preguerra. Junto con el
relevo generacional y el marcado carácter laboral de las reivindicaciones, se
produce en esta etapa, según los autores, la sustitución de la tradicional
hegemonía que los anarcosindicalistas habían
tenido en Gijón por el papel más activo de los comunistas en relación con su estrategia de lucha desde
el interior contra la dictadura y el retraimiento en ese sentido de los
socialistas y los cenetistas. A la vez que aparecen todavía en esta etapa como
emergentes los grupos de oposición procedentes de medios confesionales como la
HOAC y la JOC.
Sin
embargo, ni esa renovación ni la aparición en el medio local de determinados
focos de vanguardia obrera (como es el caso de Mina de La Camocha, cuya
formación y características peculiares se tratan en el libro, a la vez que se
da una ponderada interpretación, es decir menos “mítica” y más histórica, de su
contribución al nacimiento de CC. OO. ) dan lugar a la superación de la
debilidad estructural del movimiento obrero gijonés en esta etapa. A pesar de
lo cual, junto con el descontento social producido por la represión de la
huelga de 1958 y el descenso del nivel de vida traído por el ajuste derivado
del Plan de Estabilización, explicaría,
según los autores, por una parte, la participación generalizada de los obreros
gijoneses en el movimiento huelguístico
de 1962. Lo que no ocurrió ni en Avilés
ni en Oviedo. Y, por otra, el que esa participación se produjese con retraso
con relación a su foco de nacimiento en las cuencas mineras, y, además,
que su origen en Gijón, más que como
efecto de una acción planificada por las organizaciones obreras locales,
tuviese un componente grande de espontaneísmo
y de comportamiento inducido por el ejemplo de los mineros de las
cuencas y alimentado por el caldo de cultivo del descontento social mencionado.
Estamos, pues, ante una obra, como los propios autores reconocen en el
prólogo, que se mueve en su temática en la onda de la historia clásica del movimiento obrero, es
decir, está centrada exclusivamente en el análisis de las organizaciones y de
las luchas obreras. Pero, dentro de esa línea, es de justicia reconocer que es
una obra sólida, con una clara orientación científica y no hagiográfica o
épica, en la que los autores utilizan
alguno de los nuevos elementos metodológicos como las fuentes orales y demuestran
saber contrastarlas adecuadamente con las informaciones procedentes de las
tradicionales fuentes documentales. Además, por otra parte, como dice el
alcalde Vicente Álvarez Areces en la presentación introductoria del libro, éste
cumple otra función inexcusable, que es la de recuperar y difundir una parte de
la memoria colectiva de la historia de la ciudad, la de los hechos secuestrados y la voz enmudecida
de aquellos obreros gijoneses que
lucharon por una vida más digna y una España en libertad, la cual muchos
ayudaron a traer y no lograron alcanzar a ver.
El otro libro mencionado, Crisis
industrial y conflicto social. Gijón 1975-1995 ( Ediciones Trea, 1998)
de Rubén Vega presenta otro carácter y es, sin duda, una obra de mayor enjundia
que la anterior y se puede incluir ya de
manera clara dentro de esa nueva corriente en que se mueve hoy la
historiografía del movimiento obrero. Es una obra de factura académica, que
constituye el texto de la tesis doctoral del autor y en la que se plantea como
objetivo no sólo reconstruir los rasgos específicos de la relación entre la crisis industrial y la movilización social
gijonesa dentro del marco regional, dada la personalidad y peculiaridades que
Gijón presenta desde el siglo XIX como ciudad industrial. Además, ha tratado de
verificar a través del microanálisis gijonés determinadas hipótesis de la
relación entre conflictividad y regiones
en declive industrial a partir de las cuales se puedan establecer conclusiones
más generales para esta y otras clases
de conflictividad obrera.
Para
ello, el autor desplaza el punto de mira de la clásica historia del movimiento
obrero sobre las cúpulas de las organizaciones sindicales y políticas
obreras hacia el análisis de las
actitudes y comportamientos de los obreros gijoneses ante la crisis industrial
y trata de explicarlos desde una perspectiva más global e interdisciplinar.
Dentro de ese conjunto de factores que el autor analiza como elementos
explicativos de la aguda conflictividad obrera y la importante movilización
social que la crisis industrial produjo en Gijón en los años 80, están la
tradición de resistencia y de lucha obrera de la clase obrera gijonesa, en
ascenso, además, en la ciudad desde la etapa final del franquismo. Y también la
configuración sociopolítica (incluidos partidos y organizaciones no obreras
como la patronal) de la ciudad, caracterizada por una rica actividad
asociacionista y por la existencia de una
amplia pluralidad de tendencias políticas y sindicales. Un medio, pues,
adecuado para que surgiera, primero como tendencia dentro de CC. OO y después
como sindicato, la Corriente Sindical de Izquierdas, que sería la organización sindical que
lideraría la contestación radical a la crisis. El propio tamaño de la ciudad
sería otro factor a tener en cuenta. Al ser éste, en el caso de Gijón, el de una ciudad media permite una clara
relación y un vínculo directo entre los sectores obreros afectados por la
crisis y el resto de la población, propiciando, como así sucedió, el desarrollo
de una fuerte movilización social a su favor. La influencia en la
conflictividad social de la naturaleza de los sectores industriales afectados y
de los lugares de residencia en que viven los obreros se tradujo en Gijón en la
activa participación en las acciones reivindicativas, con una clara estrategia radical
y de presión política, del sector de los trabajadores del sector naval que
fueron los que protagonizaron principalmente la reacción obrera contra la
reconversión industrial en la ciudad. Los obreros de este sector trabajan en
talleres donde su tamaño y la organización del trabajo evitan el aislamiento y
promueven la convivencia obrera y
residen en barrios donde ésta se
continúa y activa, cuyos habitantes fueron la base de la fuerte movilización
social que se desarrolló apoyando los agudos episodios de conflictividad social
que se produjeron.
Lástima que investigaciones de esta clase no se hayan realizado todavía para otras comarcas
españolas similares, afectadas también por la reconversión industrial como
Vigo, El Ferrol, Sagunto, Cádiz o la margen izquierda del Nervión Pues el
análisis comparativo podría haber permitido contrastar las conclusiones de este
importante y novedoso trabajo.
(PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO)
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