ILUSTRADOS Y LIBERALES ASTURIANOS
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Joaquín Varela, catedrático de Derecho constitucional de la universidad de Oviedo |
¿Cómo se puede explicar la aparición en nuestra región de ese
notorio grupo de ilustrados y liberales asturianos que tan importante
participación tuvo en la vida política e
intelectual española en la etapa de la
crisis del Antiguo Régimen y la implantación
del Estado liberal, entre la segunda mitad del XVIII y el primer tercio del
XIX y después con los miembros del Grupo
de Oviedo en la época de la Restauración canovista, en el último cuarto del
siglo XIX y el primer tercio del XX?
Un
intento de responder a esa pertinente, pero sin duda difícil, casi endiablada, pregunta
constituye el núcleo de la reflexión del estudio que introduce
el libro del catedrático de Derecho constitucional de la Universidad de
Oviedo, Joaquín Varela Suanzes- Carpegna, Asturianos en la política
española. Pensamiento y acción (KRK Ediciones, 2006), dedicado al
análisis del pensamiento y la acción
política de cinco de esos destacados liberales asturianos: Francisco
Martínez Marina, Álvaro Flórez Estrada, Agustín Argüelles, José María Queipo de
Llano, conde de Toreno y Adolfo Posada.
Salvo la introducción y el capítulo
dedicado al conde de Toreno, que son inéditos, el resto de los trabajos aquí
recogidos han sido ya publicados en libros, revistas especializadas o estudios escritos por el autor como introducciones a la edición de
obras de algunos de ellos. Como es el caso del que se recoge aquí sobre
Martínez Marina que fue escrito como estudio preliminar de la edición de la
obra del clérigo liberal asturiano, los Principios Naturales de la Moral, de la
Política y la Legislación, realizada por el autor para la
imprescindible colección Clásicos Asturianos del Pensamiento Político de la
Junta General del Principado, y de cuyo consejo de Dirección ha formado parte el profesor Varela. Todos esos trabajos ya
editados se recogen aquí corregidos, revisados y con su aparato bibliográfico actualizado.
Es
obvio que nuestro constitucionalista es consciente de que en su libro son todos
los que están, pero no están todos los que son. De hecho, faltan los dos quizás
más importantes dentro de ese grupo de ilustrados y liberales asturianos:
Jovellanos y Campomanes, que han sido
también objeto de estudio por el autor
en otras ocasiones, pero que no se recogen aquí. Y del Grupo de Oviedo sólo se incluye en esta obra
un análisis del pensamiento político de Adolfo Posada. También tiene presente
Varela que en otros momentos de nuestra historia y desde otras ideologías ha
sido destacada la actuación de otros notorios
asturianos en la política española. Pero mantiene, sin duda justamente,
que ha sido en esas dos etapas mencionadas en las que el peso y la presencia de los políticos asturianos ha sido más decisivo
y denso en la política nacional y por ello se plantea a modo de introducción de su libro
un intento de explicación de ese hecho, más allá de considerarlo como un mero
hecho fortuito, producto del azar.
Una nota común a todos esos ilustrados y
liberales asturianos fue el que, además
de ser importantes políticos fueron también a la vez destacados “escritores
públicos”, como se denominaba a los
intelectuales antes de ser de ser difundido este término por Zola a finales del
siglo XIX. Eso sí, ambas facetas se combinan en diversas proporciones según los
casos individuales. Pero, además, como señala el autor, todos ellos participan de otras
características comunes.
Los hay, por su pensamiento y acción políticos, de diversas tendencias dentro de su adscripción común a la
Ilustración y el liberalismo. Dentro del primer liberalismo, Varela clasifica a
Álvaro Flórez Estrada, Rafael de Riego,
Evaristo San Miguel, Agustín Argüelles y el primer Toreno como liberales progresistas.
(Quizás habría que distinguir el liberalismo progresista del radical y
clasificar dentro de esta última tendencia a los tres primeros, si queremos
entender lo que pasó en la crucial etapa
del Trienio Liberal). Jovellanos , el “ segundo Toreno”, José Canga Argüelles,
Alejandro Mon y Posada Herrera se movieron, en cambio, en el marco ideológico y político del
liberalismo conservador. Mientras que los miembros del Grupo de Oviedo, lo harían
dentro del liberalismo democrático republicano.
Pero, a pesar de esa diversidad
ideológica, todos ellos, junto con los más específicamente ilustrados, se
caracterizan por su apuesta por la acción política del Estado como instrumento fundamental para estimular y llevar a cabo los procesos de cambio
o reformas que consideran necesarios
para el país y, consecuentemente, todos ellos buscan colocarse y alcanzan
importantes puestos en los cuadros políticos del Estado. Y todos ellos, unos
más que otros, sin duda, se caracterizan también por una elevada preparación
intelectual que llevó a muchos de ellos
a ocupar elevados puestos en la Academia
y tener un destacado papel en la vida intelectual española y en diversos campos
del saber como demuestran sus aportaciones fundamentales a la teoría y la
historia del constitucionalismo español.
Y en casi todos esa formación intelectual está ligada a su conocimiento
y experiencia del mundo intelectual europeo bien, indirectamente, por la
lectura de sus obras, bien por el
contacto directo a través de sus
dolorosas épocas de exilio o por sus estancias académicas en los principales
países de Europa, como fue el caso paradigmático de los institucionistas del Grupo de Oviedo. Filiación intelectual
europea que Varela considera dominantemente anglosajona. Lo que si puede ser
aceptable para los ilustrados y primeros
liberales asturianos me parece más dudoso para los krausopositivistas del Grupo
de Oviedo, entre los cuales uno de los
rasgos axiales de su pensamiento, el idealismo organicista, es evidentemente de
raíz germánica.
La explicación que nos proporciona el
autor acerca de la presencia en Asturias de esa pléyade de relevantes políticos e intelectuales ilustrados y
liberales ha sido esbozada ya por otros historiadores en varias ocasiones. Su
origen estaría relacionado con las
propias condiciones de pobreza y marginalidad de la Asturias del Antiguo Régimen.
La consecuencia de ese hecho en el plano social
fue la existencia de una pequeña nobleza que trató de compensar sus
limitadas posibilidades de existencia en
ese marco social buscando su ascenso social a través de su colocación en el aparato de Estado y con unas
proclives actitudes para su
reforma o cambio. Además de que, según apuntó Juan Cueto ya hace muchos años,
en el caso de los ilustrados, la formación de su pensamiento reformista no habría tenido las
cortapisas de la Inquisición que apenas tuvo influencia en Asturias.
La conclusión a la que llega Varela es, sin duda, como el mismo
reconoce, “muy provisional”. La interpretación “sociológica” de la pequeña
nobleza o hidalguía “meritocrática” que bien puede ser una plausible hipótesis para explicar la
importante presencia y actividad política de los ilustrados asturianos, es, en
cambio, en mi humilde opinión,
cuestionable si se quiere hacer
extensiva para los miembros del Grupo de
Oviedo. Éstos pertenecían a las capas
medias surgidas de los cambios
económicos y sociales operados en
Asturias durante la Restauración por su incipiente desarrollo
minero e industrial, esto es,
eran miembros de aquella “otra burguesía”, de la que hablaba Tuñón de
Lara, que formaba parte del frente social que se oponía, en cuerpo y alma, esto es, por
intereses e ideología, a aquel régimen
caciquil, de dominio de los propietarios, que fue la Restauración. Y poco o
nada tenían que ver ya con la pobreza y el ruralismo dominante de la Asturias preindustrial de la
que habían surgido nuestros hidalgos ilustrados.
La respuesta que da Varela no nos
convence quizás porque la pregunta está mal formulada y el supuesto que subyace
en ella, a saber, el de la continuidad y homogeneidad de origen e ideología del
grupo de ilustrados y liberales asturianos, peca, me parece, de cierto
esencialismo. Pero si su tentativa respuesta no es convincente, su
planteamiento no desmerece el libro por la fecunda y oportuna reflexión que
suscita. Y es, desde luego, un idóneo prólogo para introducir los fundamentados estudios sobre el pensamiento y
la acción política de los cinco
liberales asturianos que constituyen la
verdadera materia temática de su libro y a través de cuales el autor se nos
muestra como un profundo conocedor de la
teoría y la historia de nuestro constitucionalismo y de la aportación al mismo
de los ilustrados y liberales a
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