
MARCOS DE QUINTO
Julio Antonio Vaquero Iglesias
Lo ha dicho Alberto Garzón y hay
que reconocerle cierta agudeza que no parece tener en cambio con su postura de
“mamporrero” ( con perdón) de Pablo Iglesias. De Quinto, el portavoz de
Economía de Ciudadanos, ex vicepresidente mundial de Coca Cola y el gran
fichaje de Albert Rivera para
incorporar elementos de la sociedad civil en el partido, no es sino el
reflejo de la deriva hacia la derecha reaccionaria que está teniendo el partido
que nació como representante de un nacionalismo liberal democrático y se está
convirtiendo en su afán de liderar la derecha española a costa de lo que sea,
en un partido reaccionario que pacta con la ultraderecha para conseguir un
objetivo que difícilmente llegará a conseguir: el “sorpasso” del PP. Lo que
explica el abandono del partido de algunos de sus dirigentes liberales más
destacados o las reservas de otros que ven con preocupación la deriva
involucionista de su líder hacia el conservadurismo ideológico y un modelo de
partido jerárquico y centralizado ajeno
a una verdadera formación liberal democrática y liderado por un dirigente que
más parece un adolescente enfurecido y sabelotodo que utiliza técnicas de
marketing en su estrategia política ( acuérdense de aquello de la “banda y su
jefe” con lo que nos deleitó en los últimos debates parlamentarios) como si los
ciudadanos fuéramos compradores de lavadoras o meros clientes a convencer de
la sociedad de consumo posindustrial.
No es extraño, pues, que su fichaje estrella
para las ultimas elecciones haya sido un personaje del mundo de las
multinacionales, Marcos de Quinto, el ex vicepresidente mundial de Coca Cola
primero y dirigente de Telepizza
después, que ha entrado en nuestra vida política como elefante en una
cacharrería confundiendo sus bien pagadas actitudes ( si no que se lo digan a
los trabajadores despedidos de Coca Cola) de ejecutivo agresivo con las que
debe de tener un político democrático que debería de actuar con el respeto
debido a los ciudadanos que le pagan y a la
sociedad para cuyo bienestar, desde su visión partidaria, claro, ha sido elegido.
Desde su irrupción en marzo en la política
española el tal De Quinto no publica ,sino que “dispara”” sus tuits contra todo aquel que se mueve y no coincide
con su elitista, casi diría que darwinista, mirada, a base de insultos y
expresiones airadas que expresan sus poco actitudes democráticas y el respeto
mínimo que debe tenerse cuando se interviene en los foros en que mueve el
debate público, aumentando aún más, el
estado de crispación en que desgraciadamente aquél se está desarrollando en España.
Eso sí, sin que sepamos realmente el programa y las ideas económicas que como
portavoz de Economía de su formación,
debería estar difundiendo entre los ciudadanos.
El último de sus exabruptos,
claramente indicador su agresiva
mentalidad neoliberal más que liberal ( ¡Dios mio! qué dirían nuestros viejos,
decentes y hasta sociales liberales si
vieran quienes se camuflan hoy bajo su
ideario!) ha sido calificar a los
explotados, vejados y masacrados migrantes del Open Arms” de “bien comidos
pasajeros” que tienen dinero para pagar a las mafias. Como es habitual entre
estos ejecutivos agresivos de las multinacionales, causantes además en cierto
grado de muchas de las tragedias y la desigualdad que generan esos movimientos
migratorios, todo lo explican y lo valoran
desde el único punto de vista con el que ven y actúan en el mundo: con las
gafas del dinero, las ganancias y las pérdidas, nunca desde la perspectiva de
las personas y la humanidad.
Sí, sin duda, el fichaje de personajes como De
Quinto por Rivera es muy significativo de la deriva derechista hacia la que
está girando “su” partido. Deriva que explica, en cierta medida, su aceptación a entrar en coaliciones en las que
está presente la ultraderecha de Vox.
(Publicado
en las páginas de opinión de La Nueva España de OviedoI